04-12-2025 06:43:31 AM

Grupos de facto y gobernabilidad

Por Valentín Varillas

¿Por qué personajes ligados a organizaciones criminales se atreven a retar de frente a quienes representan a las instituciones públicas del estado?

Lo hacen con toda soberbia, crecidos, empoderados, seguros de que no habrá consecuencia alguna.

Se equivocan.

Es verdad que no las hubo en el pasado, porque quienes gobernaron Puebla no sólo toleraron sus ilícitos sino que se convirtieron en sus socios.

De ahí que hicieron del robo y venta de combustible de Pemex la industria más  sólida, rentable y pujante del estado.

Crecieron de tal manera que alcanzaba para comprarlo todo y a todos.

Y así, se generó una logística perversa que alcanzó a los tres niveles de gobierno y a perfiles civiles y militares encargados de aplicar la estrategia de combate al crimen organizado.

Además, le dieron forma a un mecanismo de blindaje que involucra a los habitantes de los municipios en donde con más frecuencia se roba el hidrocarburo.

“El pueblo” ha disfrutado también de las ganancias de tan rentable actividad.

Comunidades enteras de vocación rural fueron transformadas de manera radical, cambiando de manera drástica su sostén económico.

La enorme mayoría fue capacitada para integrarse al nuevo negocio hegemónico.

Adiós al trabajo del campo.

Esto generó un muy rentable círculo virtuoso.

Un detonante en el nivel de vida de estos municipios que jamás se hubiera logrado a través de la agricultura o el comercio de la zona.

Personas de todas las edades vieron sus ingresos aumentar de manera exponencial, lo que les permite gozar de un esquema de protección y de obtención de información que en los hechos les resulta muy valioso.

Sólo así se entiende que pueblos enteros le planten cara a las autoridades- civiles o militares- cuando se llevan a cabo operativos para la detención de alguno de los capos de estas bandas y que les ayuden a escapar cuando su libertad esta comprometida.

Están dispuestos a todo con tal de no regresar a la pobreza en la que vivieron.

Por lo mismo, existe una dificultad real para combatir de frente el huachicol y llevar a cuentas a sus principales cabecillas.

La labor parece titánica, pero es urgente llevarla a cabo en aras de la gobernabilidad del estado.

No más impunidad, caiga quien caiga, sin importar las consecuencias.

Romper la cadena perversa de complicidades entre autoridades y delincuentes es uno de los puntos centrales en la estrategia de seguridad que busca implementar el gobernador Alejandro Armenta.

Más allá de susceptibilidades y de quienes mañosamente se escudan en la figura de la autonomía municipal, la cero tolerancia a pactos inconfesables debe ser el eje rector que norme la relación entre la autoridad estatal y los ediles.

Que entienda quien quiera y pueda entender y que se sujete a las consecuencias quien de plano no lo entienda así.

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