Por Valentín Varillas
Edzna Hernández Arenas recibe un salario por parte del Comité Directivo Estatal del PAN.
Está en la nómina del blanquiazul.
Sin embargo, su trabajo no tiene nada que ver con el partido.
Absolutamente nada.
Es más, la labor que desempeña es completamente ajena a la política.
Su responsabilidad única es cuidar de Max, el perro del líder estatal del “renovado” blanquiazul, Mario Riestra Piña.
Pasearlo, entretenerlo, alimentarlo, asearlo y estar pendiente de todas, absolutamente todas sus necesidades.
Nada más.

Esta mujer saltó a la fama entre la nueva élite panista poblana porque, debido a un desafortunado y nada intencional descuido de su parte, la mascota escapó de su custodia.
Estuvo horas perdido, lo que desató una intensa y muy justificada campaña en redes para encontrarlo.
Al final, la movilización dio resultados.
Afortunadamente el animal fue encontrado.
Solo, en plena calle, pero sano y salvo.
Sin embargo, al circulo cercano de Riestra le molestaron las reacciones.
Los modos, las formas y los adjetivos utilizados durante la crisis.
De ahí, que se dieran a la tarea de revisar el perfil de Hernández Arenas, encontrando su nombre entre quienes perciben una compensación económica “oficial” como empleados de Acción Nacional.
Sobra decir que no les gustó nada el hecho de financiar con dinero del partido a quien está al servicio personal de su dirigente.
Se preguntan, con razón ¿quiénes más están?
¿Choferes, guaruras, empleadas domésticas?
¿A quiénes están financiando y con cuánto?
Consideran que es muy difícil que el caso de Edzna sea al único.
Y lo peor: el tema ya genera divisiones y fracturas.
Hay quienes afirman que se trata de un descarado abuso por parte de Riestra y que debe erradicarse.
Otros, los más, exigen prebendas y privilegios similares.
Quieren disfrutar en la misma medida de las mieles que da el poder.
Creen que es un asunto de justicia básica, elemental.
Nada bueno puede salir de esto.
El descontento crece y se multiplica peligrosamente.
Focos rojos que lo comprueban existen de sobra.
Estas líneas, por ejemplo.
Lo cierto es que, como puede ver, están infiltrados de raíz.
Hasta la médula.
Y la psicosis que desata el que se den a conocer este tipo de historias será de antología.


