15-11-2025 09:00:59 AM

Fatalidad teziuteca

Por Valentín Varillas

 

Los habitantes de Teziutlán decidieron ponerle fin al cacicazgo de los Peredo Grau, votando masivamente en su contra en el proceso electoral del año pasado.

Sin embargo, a pesar de haber optado por un cambio, hoy, con Karla Victoria Martínez Gallegos, están igual o peor.

De entrada por que, lejos de ajustar cuentas con el ex edil, revisar a fondo el estado en el que dejó la administración pública municipal y en su caso, iniciar los procedimientos que marca la ley, se ha convertido en su auténtica tapadera.

Respeta a cabalidad los compromisos heredados del trienio pasado y ha dejado pasar una serie de desfalcos importantes, que fueron la carta de presentación del gobierno anterior.

La destitución de Iván Viveros como tesorero, gente de todas las confianzas de Peredo, apenas un mes después de haber sido nombrado, fue únicamente un acto de simulación.

Una decisión mediática de supuesto combate frontal a la corrupción para intentar ganarse la confianza ciudadana.

Y es que, después de la salida del funcionario, no pasó nada.

Fue una artimaña acordada entre el que se fue y la que llegó, para ganar legitimidad en el ejercicio de gobierno.

No hay proceso abiertos con sustento jurídico en contra de Peredo o alguien de su círculo cercano, a pesar de que se habla de una deuda heredada superior a los 130 millones de pesos.

A la par, la actual presidenta municipal ha sentado las bases de una administración que puede ser más corrupta y opaca que las de antes.

Asignación directa de contratos por más de 30 millones de pesos a empresas consentidas, además del diseño y operación de una estructura de pago de prestanombres que cobran sin trabajar.

Los famosos “aviadores”, tan característicos del pasado reciente y los que en teoría no tendrían cabida en estos tiempos de supuesto cambio político en Teziutlán.

El amiguismo y el compadrazgo no para ahí.

Nombró a su cuate, Carlos Aguilar Muñoz como director de Salud, sin tener cédula profesional que lo acredite como médico.

Da consultas y receta medicamentos sin estar facultado legalmente para hacerlo, lo cual representa un caso flagrante de usurpación de funciones.

Y eso no es todo, falta el tema de los abusos de autoridad.

A través del uso facciosos de la policía municipal, la alcaldesa reprime a sus detractores, críticos y opositores.

Fue le caso de Alejandro Méndez, representante del Comité de Agua de Xoloco, víctima de amenazas por parte de la edil.

Ella financió y operó las protestas en su contra, acusándolo de un inexistente desvío de recursos para imponer a un nuevo comité a modo, que le avala todo, absolutamente todo, en perjuicio del abasto del líquido para los habitantes del municipio y sus juntas auxiliares. 

A la par, su estrategia de combate a la delincuencia ha sido un rotundo fracaso.

Existe un aumento importante en el índice delictivo en esa entidad, una de las razones por las cuales los teziutecos se hartaron de Peredo y sus alfiles.

Hoy están peor en la materia.

Por todo esto, las mediciones de Morena ubican a Martínez como una edil rechazada mayoritariamente por sus gobernados y por lo mismo, un perfil potencialmente perdedor en el 2027, en caso de intentar la reelección.

Es más, una encuesta de Mitofski muestra que más del 55% de los habitantes del lugar la repudian, lo cual empata perfectamente con los indicadores del partido.

Peor, imposible.

El gobierno estatal están conscientes de todo esto y ya consideran a ese municipio como un auténtico foco rojo de muy urgente atención.

Habrá medidas pronto.

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