Por Alejandro Mondragón
Reducido a su mínima expresión, el PRI evalúa perfiles para hallar a su liderazgo en Puebla.
Luego de la renuncia de Néstor Camarillo, Alejandro Moreno evitará postular con la carta foránea que sólo llegue a la entidad a imponer, no convencer.
Los momios favorecen -en este tiempo de mujeres- precisamente al género para la posición.
Lucero Saldaña aparece en el horizonte como el perfil que podría garantizar la sobrevivencia del partido.
Una mujer que se ha mantenido como priista, ha sido senadora de la República, diputada federal, legisladora local, regidora y funcionaria municipal.
Fue Saldaña la que creó el Instituto Poblano de la Mujer, y mantiene relaciones de respeto con la clase política de todos los colores.
Si la lógica se aplica, entonces ella será la encargada de garantizar la sobrevivencia del PRI o la responsable de apagar por última vez la luz, y cerrar la puerta.
Alejandro Moreno sabe que el tricolor ya no irá en alianza con el PAN, ni aliados, en los comicios del 2027.
La militancia priista acabó en su mayoría en Morena, al grado que el partido sólo tiene una diputada local pluri, Delfina Pozos.
Lucero conoce a las estructuras del partido, ha recorrido el estado y es, sobre todo, disciplinada.
Jamás haría un “Néstor Camarillo”, pero sobre todo no tiene padrinazgo político alguno, aunque haya trabajado con bartlistas, melquiadistas y marinistas.
Así que sólo habrá qué dicen lo que queda de los sectores del partido.
Noviembre es fecha clave.