Por Alejandro Mondragón
El entonces gobernador Luis Miguel Barbosa declaró, antes de su primer año de gestión, la existencia de expedientes negros de la corrupción del pasado reciente.
“Casi llenan toda una oficina, comenzaremos a proceder”, fue lo que dijo en una entrevista.
Semanas después empezaron a ejecutarse órdenes de aprehensión contra exfuncionarios, exalcaldes, empresarios y políticos ligados al morenovallismo.
Quienes pudieron terminaron por exiliarse a Canadá, Estados Unidos, España y Brasil.
La mayoría de los personajes mediante el pago de un moche cambiaron su medida cautelar para seguir sus procesos fuera de prisión.
Si no hubiera muerto Miguel Barbosa, ¿seguirían en la cárcel?
Seguro que sí, ellos y otros más.
El tema viene a cuento porque también el hoy gobernador Alejandro Armenta anticipó que dará a conocer a la opinión pública toooodos los nombres de personajes que dentro y fuera de los gobiernos anteriores se beneficiaron con la corrupción.
Políticos y empresarios estarían implicados, dijo el mandatario, luego de precisar que procederá después de su primer informe de gobierno.
A raíz de esa declaración, varios personajes que desfilaban en restaurantes o plazas comerciales, como si no se supiera lo que hicieron en sexenios pasados, dejaron de hacerlo.
Se fueron ooootra vez al exilio.
Bien raro, ¿no?
Algo sabrán o ya les avisaron que viene ooootra vez el ajuste de cuentas a la corrupción y la impunidad del pasado que inició Miguel Barbosa, y su muerte dio una pausa de impunidad.
