Por Rosa Lechuga
“Vuelve ahí cabaretera vuelve a ser lo que antes eras
en aquel pobre rincón…”
Así sonó la noche mexicana en Paris, donde casi 2,000 personas se reunieron para conmemorar el grito de independencia.
Como cada año, la comunidad franco-mexicana y de varias partes del mundo, se dieron cita y esta vez corearon los grandes éxitos del grupo “La Sonora Santanera’, además del acto protocolario y de un programa donde los bailables folclóricos y los trajes tradicionales de México desfilaron por el escenario de “La Palmeraie”.
Una celebración – organizada por Nicolás Jiménez desde hace más de 25 años- entre tradiciones, cultura y la gastronomía mexicana.
Y es que no faltaron los buñuelos, o los taquitos de carnitas, o los tamales de ‘La Poblanita” o el pozole.
Tampoco el maquillaje ni los enmascarados emulando a los grandes “personajes” de la lucha libre mexicana.
Pero una escena en especial llamó mi atención: Don Gabriel y doña Ximena, casi octogenarios disfrutaban de un plato de taquitos de “Itacate”. Ellos vinieron a visitar a su hijo con casi 20 años radicando en París.
“Nunca pensé estar en París y menos comiendo tacos”, me dijo doña Ximena con una alegría en sus ojos por estar con su hijo. Sufrió un poco el vuelo pero lo importante “era conocer a los nietos y traerles sus regalos”.
La noche apenas comienza, pero ya suena Luis Miguel y ‘la chica del bikini azul”; Molotov, los fabulosos Cadillacs, Juan Gabriel, Vicente Fernández, Lafourcade y hasta Julieta Venegas.
Nada que no se cante a pulmón abierto y con una modelo especial en mano.
Y esto no se acaba.
Otras fiestas se llevan a cabo en París, al pie de la torre Eiffel en la famosa “Village International de la Gastronomie” donde el pabellón de México fue representado por el chef Othoniel Castañeda y sus “taquitos de canasta”.
En otro punto de la ciudad, el DJ Zapata, animó la noche en el restaurante “Toloache”.
Los Mariachis ya caminan en la Sena y aunque no toman vino, sino mezcal y tequila, ya entonan “la vie en rose” con Fer Machado.
Porque lejos de olvidar México, la patria se vive, se viste, se come, se bebe y se celebra.
Y es que hay fronteras profundas y llenas de nostalgia.
Pero México se lleva en el corazón. Incluso viviendo en París.