04-06-2025 05:22:49 PM

Ganador en Puebla; aplastado en su tierra

Por Valentín Varillas

 

José Ramón Enríquez cumplió como coordinador de la zona metropolitana durante la campaña de Alejandro Armenta.

El candidato a la gubernatura obtuvo una buena cantidad de votos en los municipios que la conforman, en donde por cierto se concentra más del 40% del total de votantes en territorio poblano.

Y por lo mismo, el oficialismo ganó los ayuntamientos en la capital y San Pedro Cholula, obteniendo también victorias para sus candidatos a las diputaciones locales y federales en todos los distritos.

Misión cumplida.

Una realidad completamente vivió el morenista en su propia tierra, Durango, en donde le pusieron una auténtica paliza en las urnas como aspirante a la presidencia municipal de la capital.

Inclusive, es muy probable que la alianza que encabeza su partido pase a ser la tercera fuerza electoral en aquella ciudad.

Según el PREP, Enríquez iba 20 puntos porcentuales por debajo del candidato de la alianza PRI-PAN, José Antonio Ochoa Domínguez y muy atrás del segundo lugar, Francisco Soler de MC.

Buen operador, pésimo candidato.

A pesar de la contundencia de las cifras, este personaje organizó el mismo domingo una rueda de prensa en donde autoproclamó ganador y virtual alcalde de la ciudad.

Penoso.

En su campaña, el ex senador presumió mucho el supuesto apoyo de Andrés Manuel López Beltrán.

En corto y en público daba por hecho que, con su capacidad de operación, ganaría caminando la elección.

No fue así.

Tal vez los militantes de su partido tienen muy fresco en la memoria aquel berrinche monumental que protagonizó cuando le negaron la posibilidad de reelegirse en el Senado en el proceso del 2024.

Ardido por la decisión de la entonces dirigencia nacional, la que en teoría actúa siempre de acuerdo con el mandato del pueblo bueno y sabio, declaró a los medios de comunicación que en Morena, actuaba una auténtica “mafia en el poder” que encabezaba quien en aquel momento era su presidente, Mario Delgado.

El brote de rebeldía no cayó nada bien, ni en Palacio Nacional, ni en la élite de los liderazgos del movimiento.

En política, hay facturas que se cobran poco a poco.

Hoy, Mario Delgado es secretario de estado, despacha en la SEP y José Ramón  Enríquez no tiene chamba, por lo menos no en la grilla.

Tiene la posibilidad de regresarse a su consultorio a tapar muelas, o bien, hablarle a su amigo Alejandro Armenta para pedirle un cargo en el servicio público poblano.

Ojalá, de verdad, que pase lo primero.

Por favor.

About The Author

Related posts