Por Valentín Varillas
La referencia de la presidenta Sheinbaum a los actos anticipados de campaña de la senadora Andrea Chávez, son el primer corte real del cordón umbilical que la une a Andrés Manuel López Obrador.
Más allá de asuntos de índole personal, se trata de uno de los perfiles políticos más cercanos a Adán Augusto López.
Y ha sido el tabasqueño el que la ha animado a buscar con todo la candidatura al gobierno de Chihuahua.
Después de la condena presidencial al ilegal dispendio que está ejerciendo para lograr este objetivo, se ve francamente difícil que prospere su proyecto.
El daño colateral es demoledor y le pega directamente a quien fue el hombre fuerte del sexenio pasado.
El de todas las confianzas y mayor capacidad de operación.
AMLO le permitió hacer y deshacer a su entonces secretario de gobernación.
Sobre todo, en el tema de llevar los hilos del proceso de selección de la candidata presidencial.
Recorrió el país y cabildeó con las distintas fuerzas políticas la aprobación en los congresos de los estados de la Reforma a la Guardia Nacional.
De esta forma, se hizo de un mapa estratégico muy acertado sobre la realidad del Movimiento de Regeneración Nacional en cada una de las entidades federativas.
Tuvo igualmente un diagnóstico muy preciso de cómo estaba la oposición.
Trabajó en lo interno para minimizar el riesgo de fracturas o divisiones.
Con todo y los berrinches de Marcelo Ebrard.
Adán Augusto cumplió a cabalidad.
Hoy está en el cadalso porque simplemente se debe a quien ya no está.
Andrés Manuel le encargó el complicadísimo papel de ser el defensor acérrimo de sus intereses políticos como ex presidente.
Y las leyes básicas, elementales, de la política real, nos enseñan que quienes han recibido esa titánica encomienda, terminan invariablemente mal.
Muy mal.
Aferrarse a lealtades del pasado en lugar de cerrar filas con quien detenta el poder en presente, no es una muy buena apuesta.
Adán Augusto ya lo está sintiendo en carne propia.
Y lo que falta.
Es evidente que la lógica de la relación entre paisanos conlleva todo tipo de amarres y complicidades.
Romper con Andrés Manuel, en la realidad que vive quien fuera su principal escudero, tal vez le resulte peor que enfrentar a quien hoy ocupa la Silla del Águila.
Querían deslindes contundentes en lo político: servidos.
