Por Jesús Manuel Hernández
El Partido Acción Nacional de Puebla se encuentra ante la disyuntiva de trazar la estrategia sobre cómo participar en las elecciones del 2027, ese ánimo es lo que hizo una competencia muy cerrada en el proceso electoral interno el año pasado.
De todos son conocidos los hechos, las circunstancias, la pérdida de su presencia, la derrota electoral el año pasado y la división interna de las filas de los panistas quienes antes se distinguían por defender su ideología, y ahora han caído, algunos de ellos, en la defensa de sus intereses personales, privados, comerciales, empresariales y no políticos.
Los documentos que se han filtrado a los medios de comunicación que revelan los negocios o el favoritismo de Augusta, “Tití” Díaz de Rivera Hernández, a su hermano, dueño de una fumigadora, sólo ponen en evidencia que en el PAN aún perduran estas prácticas, antes se identificaban sólo con el PRI, el partido al que tanto criticaron y tal parece que el renglón de los negocios constituye una de las líneas principales del comportamiento de los políticos de esta ciudad.
Hoy día estas actitudes van a poner en evidencia la presencia de intereses que están relacionados, no sólo con el partido político, sino también con los gobiernos municipales de donde salieron los candidatos, y esto compromete mucho la presencia del grupo que fue derrotado en las elecciones del año pasado y por supuesto encabezado por el expresidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.
Quizá es un asunto que pudieron prever, que pudieron incluso corregir, pero que tal vez por la ceguera que genera la ambición, no se dieron cuenta del peligro al que se estaban acercando.
Mario Riestra tiene un paquete en las manos, Genoveva Huerta tiene una bomba de tiempo y todos ellos en medio de la escalada de Morena y del PT que empieza a dar muestras de crecimiento interno y de consolidación de sus plataformas.
El 2027, va a ser interesante, será un escenario rodeado de las ambiciones locales confrontadas con las nacionales y salpicadas con la pimienta de los grupos internos, todo un galimatías donde al menos cuatro fuerzas aparecen en clara competencia, los morenistas, los verdes, los petistas y los panistas.
Quizá Mario Riestra necesita retomar el tema de la “fumigación”, pero no del inmueble, sino de personas, de quienes lo han ocupado en los últimos tiempos.
O por lo menos, así me lo parece.