22-02-2025 04:19:07 AM

Robó, huyó y abandonó a su partido

Por Valentín Varillas

La política, como otros muchos aspectos de la vida, está llena de paradojas.

Una muy grande, brutal, demoledora, se ha hecho presente en la vida interna del PAN poblano.

Por muchos años, Jesús Zaldívar ha fungido como la auténtica mucama de Mario Riestra Piña.

Su incondicional y servicial ama de llaves.

Y ahora que su amo ha llegado a la dirigencia estatal del blanquiazul, no puede ejercer como el presidente del comité municipal del partido en la capital.

Por mucho, el más robusto y poderoso.

30.1 millones de pesos birlados de las arcas públicas del estado, otros 30.5 por concepto de multa y una inhabilitación de 15 años para ocupar un cargo público, explican todo lo anterior.

Se trata de sanciones impuestas por el Tribunal de Justicia Administrativa, dependiente del poder judicial.

Ese poder que tanto han idealizado en el discurso los panistas y al que llaman a proteger ante las amenazas que supone la Reforma aprobada por ambas cámaras del legislativo federal.

Por lo mismo, dan risa los argumentos de la victimización política.

Los que se basan en una supuesta persecución motivada por su filiación partidista.

Como si Zaldívar fuera en realidad un personaje de peso específico importante en la vida interna de Acción Nacional.

Para nada.

Es un perfil francamente menor, pero con una debilidad muy grande por meterle mano a los recursos del erario.

De ahí, que haya desviado aquellos que originalmente fueron destinados para el mantenimiento y la operación de 11 planteles educativos del Conalep, intentando comprobar movimientos y operaciones financieras utilizando documentación falsa.

Vaya fatalidad.

Las corruptelas de Zaldívar le impiden vivir aquel sueño de estar al lado de su tan admirado Riestra, así, juntitos los dos, cerquita de Dios, encabezando la tan anunciada y profunda transformación que vendrá en el partido que representa a la derecha poblana.

Por cierto, los posicionamientos del aludido en torno a estos hechos han llegado sólo a través de comunicados enviados a los distintos medios y reporteros que cubren la fuente política.

No se le ha visto disfrutando de aquellos reflectores que tanto le gustaban.

Por algo será.

Alguna providencia precautoria estará tomando.

No vaya a ser que le cambien las medidas cautelares y deje de disfrutar próximamente de aquel enorme beneficio que representa el continuar su proceso legal en libertad.

Lo que sí hace de manera burda y evidente es filtrar información manipulada del actual ayuntamiento a través de su cónyuge, la regidora Amparo Acuña Figueroa, la cual es tomada como materia prima para las ruedas de prensa del nuevo Comité Directivo Estatal.

Ese que fustiga obsesivamente al nuevo gobierno municipal y que convenencieramente no menciona las consecuencias que han tenido para la vida de la capital las corruptelas y omisiones heredadas del trienio panista.

Sí, el que encabezó Eduardo Rivera. 

Para eso le alcanza hoy a Zaldívar.

A este penoso papel se ha visto reducido en la vida pública poblana.

De soñarse un personaje importante de la política, a intentar a toda costa evitar acabar en la cárcel.

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