Por Yasmín Flores
Manuel Bartlett Díaz, uno de los personajes más controvertidos y longevos de la política mexicana, ha sido señalado en múltiples ocasiones por sus presuntos vínculos con episodios oscuros de la historia reciente de México.
Desde sus relaciones con figuras como Genaro García Luna hasta las sospechas que lo relacionan con el caso Camarena, Bartlett encarna la compleja trama de poder, impunidad y corrupción que ha definido al sistema político del país.
El caso Camarena: revelaciones desclasificadas en Estados Unidos
El asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, agente de la DEA, en 1985, es un capítulo que sigue marcando las relaciones entre México y Estados Unidos. Camarena fue brutalmente torturado y asesinado mientras investigaba al cártel de Guadalajara, encabezado por figuras como Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca “Don Neto” y Miguel Ángel Félix Gallardo.
En 2022, el caso fue parcialmente desclasificado por el gobierno de Estados Unidos, revelando documentos y testimonios que colocan a altos funcionarios mexicanos, entre ellos Manuel Bartlett, en el centro de una trama de corrupción y encubrimiento. Según los documentos desclasificados, Camarena había descubierto la supuesta colaboración de miembros del gobierno mexicano con el narcotráfico, algo que, de acuerdo con las investigaciones, selló su destino.
Los documentos refuerzan la teoría de que el secuestro y asesinato de Camarena no fue únicamente un acto de los capos del cártel de Guadalajara, sino una operación en la que participaron altos mandos del gobierno mexicano. Manuel Bartlett, entonces secretario de Gobernación, es señalado como una de las figuras que supuestamente conocía de las operaciones entre cárteles y agencias gubernamentales mexicanas.
La desclasificación también incluyó testimonios de exagentes y documentos de la DEA que detallan cómo funcionarios de alto nivel habrían facilitado la protección de los cárteles a cambio de sobornos y favores políticos. Aunque Bartlett ha negado categóricamente cualquier relación con estos hechos, las revelaciones han revitalizado las sospechas sobre su papel en uno de los capítulos más oscuros de la historia contemporánea de México.
Nexos con Genaro García Luna: continuidades en el sistema
El reciente juicio contra Genaro García Luna en Estados Unidos puso en evidencia una red de corrupción y colusión entre el gobierno mexicano y el crimen organizado durante los sexenios panistas. Sin embargo, las revelaciones sobre Bartlett en el caso Camarena sugieren que esta complicidad institucional no es un fenómeno exclusivo de los gobiernos recientes, sino un problema estructural que lleva décadas gestándose.
Aunque públicamente Bartlett y García Luna representan ideologías y generaciones opuestas —el primero como emblema del viejo PRI y el segundo como símbolo de los gobiernos tecnócratas del PAN—, ambos han sido vinculados con el mismo patrón: la utilización del aparato estatal para proteger y beneficiarse del narcotráfico. La diferencia radica en que mientras García Luna enfrenta la justicia estadounidense, Bartlett continúa ejerciendo poder en México como director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El factor impunidad: Bartlett y su supervivencia política
Uno de los aspectos más fascinantes de la trayectoria de Bartlett es su capacidad para adaptarse y sobrevivir políticamente a pesar de las constantes acusaciones. Desde su controvertido papel en la “caída del sistema” electoral de 1988, que consolidó el fraude en favor de Carlos Salinas de Gortari, hasta su posición en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Bartlett ha demostrado ser un maestro en navegar los cambios de régimen.
Incluso ante las revelaciones desclasificadas del caso Camarena y los testimonios que lo vinculan con el encubrimiento del narcotráfico, Bartlett ha logrado sortear las consecuencias legales y mantenerse como una figura clave en la política nacional. Su influencia dentro del actual gobierno lo ha blindado de investigaciones judiciales y ha reforzado su imagen como un actor clave en el “rescate” de la soberanía energética del país, aunque no sin polémica.
El caso Camarena y su relevancia actual
El resurgimiento del caso Camarena en el contexto de los documentos desclasificados y el juicio contra García Luna no es casualidad. Ambos episodios reflejan cómo el narcotráfico no es solo un problema de cárteles, sino una red profundamente entrelazada con las instituciones del Estado mexicano. Los testimonios que apuntan hacia Bartlett subrayan una verdad incómoda: el narcotráfico no podría haber alcanzado su poder actual sin la complicidad activa de funcionarios de alto nivel.
El caso Camarena no es sólo una historia del pasado, sino un recordatorio de cómo la impunidad puede perpetuar un sistema corrupto. En este contexto, Bartlett se convierte en un símbolo de esa impunidad: un hombre que, a pesar de las múltiples acusaciones y las revelaciones históricas, ha logrado mantenerse intocable en la arena política.
¿Bartlett: arquitecto o sobreviviente del sistema?
Manuel Bartlett Díaz encarna las contradicciones del poder en México. Es, al mismo tiempo, un político astuto que ha sabido reinventarse y un representante de las prácticas más cuestionables del viejo régimen. Las revelaciones desclasificadas del caso Camarena y los señalamientos en su contra lo posicionan como un actor clave en la perpetuación de un sistema político donde la corrupción y el narcotráfico van de la mano.
Mientras la justicia mexicana y estadounidense siguen desenredando los nexos entre el crimen organizado y las instituciones del Estado, figuras como Bartlett permanecen en la ambigüedad. ¿Es solo una figura del pasado que carga con las sombras de un sistema corrupto, o sigue siendo un actor relevante en la perpetuación de estas prácticas?
A todo esto no hubo personaje que para el expresidente López Obrador simbolizara mejor la corrupción pública que Genaro García Luna.
Tampoco, ningún integrante de su gobierno por el que saliera a dar la cara con más vehemencia que Manuel Bartlett, pese a las múltiples denuncias sobre tráfico de influencias en beneficio propio, de su pareja e hijo.
Hoy le comparto que ambos actores quedaron unidos por negocios ilegales.
El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum cuenta con evidencias sólidas, provistas por funcionarios de Estados Unidos, de que García Luna fue el conducto para cubrir pagos, por al menos cinco millones de dólares en transferencias financieras desde Miami, a la señora Julia Abdala, pareja sentimental de Bartlett Díaz durante el último cuarto de siglo.
La presunción de autoridades de ambos países es que Abdala Lemus cobró dicha cantidad como soborno para el otorgamiento de contratos por parte de operadores suyos incrustados en la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y sus filiales, bajo la dirección de Bartlett, su concubino.
Fuentes consultadas confirmaron estas transferencias y dijeron que no está claro aún cuál y qué tipo de compañía usó el cabildeo ante la CFE por parte de García Luna, el poderoso exsecretario de Seguridad Pública (2006-2012, bajo el gobierno de Felipe Calderón) procesado en la Unión Americana por vínculos con el narcotráfico.
Los señalamientos contra Bartlett y su círculo personal estarían incluidos en carpetas de investigaciones extraoficiales ordenadas por Sheinbaum Pardo desde el periodo de su campaña presidencial, para contar con un adecuado diagnóstico sobre miembros salientes del equipo López Obrador y algunos aspirantes a integrar el gobierno entrante.
Esta tarea fue encomendada a funcionarios de las secretarías de la Función Pública, Hacienda, el SAT y la Unidad de Inteligencia Financiera, bajo la coordinación de la ahora secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.
Las sospechas de Palacio sobre Bartlett se extienden a la compra a privados de decenas de plantas generadoras de electricidad, de pequeña y mediana dimensión, a precios por arriba de su valor en mercado.
Virtualmente desde el inicio del sexenio de López Obrador proliferaron señalamientos sobre el enriquecimiento de Bartlett Díaz.
Las evidencias sobre la señora Abdala Lemus fueron recurrentes desde años antes. Ella se desempeñaba como periodista en Puebla cuando entrevistó al entonces gobernador de aquella entidad entre 1993 y 1999. Era conocida también como propietaria de pequeñas joyerías donde se vendía bisutería.
Contrajo un crédito bancario por medio millón de pesos que nunca pudo pagar y fue rescatado por el Fobaproa. No se le conoció mayor patrimonio personal.
Revelaciones de los periodistas Arely Quintero y Carlos Loret de Mola, así como de la revista “Proceso”, pusieron a descubierto que Bartlett había impulsado la creación de una decena de empresas, cinco de las cuales figuraban a nombre de Julia Abdala, y las demás al de su hijo León Manuel Bartlett Álvarez, todas orientadas a prestar servicios a entidades gubernamentales.
En septiembre de 2019, tras meses de señalamientos periodísticos, refutados por López Obrador, el titular de CFE dijo que en su declaración patrimonial no incluyó los bienes de sus hijos, “porque no dependen de mí”, ni tampoco de Julia Abdala, a la que describió como su pareja sentimental por 20 años, “pero no tengo ningún vínculo jurídico con ella”.
Ahora sabemos que la corrupción hermanó a Bartlett Díaz y su primer círculo con García Luna.
Una de las paradojas del sexenio recién concluido.
A usted que me escucha y me lee dejeme decirle que en tiempos del Presidente Trump nada esta escrito, así como se dice que solicitaran de manera formal la extradicción de Caro Quintero por el Caso Camarena, tambien se dice que ya existe un expendiente en contra de Lopez Obrador o mejor aún el expediente y la solicitud de extradiccion de Rocha Moya por sus vinculos con el narcotráfico.
Tic tac…
Bartlet aun tiene pendientes en la Unión Americana y desclasificar un expediente no es una casualidad…
Tómelo en cuenta.
El caso de Manuel Bartlett es un recordatorio de que, en México, el poder no solo otorga privilegios, sino también una impunidad que parece inquebrantable.
