04-12-2024 01:37:20 AM

Génesis del anti-mexicanismo de Trump

Por Valentín Varillas

 

El discurso de Donald Trump en todo lo que a México se refiere, dio un giro radical a partir de su derrota en las elecciones norteamericanas del 2021.

Y hay una razón muy clara que lo explica a profundidad.

Cuando el “amigo” estaba ya fuera de la Casa Blanca, el presidente López Obrador tomó la decisión de radicalizar la política exterior nacional.

Sobre todo en lo que a la relación con el vecino del norte se refiere.

De esta forma, el discurso hacia afuera empezó a teñirse de frases salpicadas de un muy claro anti-imperialismo que apelaba obsesivamente a conceptos como la soberanía, la dignidad y la auto-determinación de los pueblos.

Pero también, de un abierto apoyo a gobiernos como el de Cuba y Venezuela -enemigos cantados de los Estados Unidos- y su consecuente embate en contra de la Organización de Estados Americanos.

Al mismo tiempo, el gobierno mexicano empezó a cuestionar algunos puntos importantes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, acordados, firmados y legalizados con anterioridad.

Trabas innecesarias a capítulos que se refieren a sectores fundamentales de la economía nacional como el energético o el automotriz.

En otros casos, existieron violaciones flagrantes a compromisos de observancia obligatoria para los países involucrados.

Jugaron con fuego.

Aunque la liga no se rompió, ni se ha roto aún, en la diplomacia se aplica también aquella máxima que asegura que “la forma es fondo”.

Otras decisiones del gobierno de AMLO, complicaron la relación.

La “operación Evo”, por ejemplo.

Llevar a cabo una misión de rescate del ex mandatario boliviano, cuando vivía sus horas más oscuras en ese país.

El gobierno mexicano envió por él en un avión militar y le dio asilo político, apenas 5 días después de la debacle electoral de Trump.

No se hubieran atrevido a hacerlo antes.

Súmele a todo esto la incapacidad de controlar el fenómeno migratorio y el fracaso rotundo –intencional o no- de la estrategia de combate a las organizaciones criminales que tienen intereses concretos en ambos lados de la frontera.

Con esta materia prima, el candidato republicano le dio forma a un muy atractivo discurso de campaña, que en buena medida tuvo y sigue teniendo como columna vertebral el mostrar a nuestro país como un peligro latente para la estabilidad y el estilo de vida “americano”.

Y ahora, a recular otra vez.

A dejar de lado los disparates, el chovinismo y la falsa retórica que apela a un patrioterismo que no sirve de mucho, cuando de salvar la economía de todo un país se trata.

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