Por Valentín Varillas
A pesar del discurso que asegura la continuidad en el ejercicio de gobierno, existen varios espejos en los que seguramente no se quiere ver Claudia Sheinbaum.
Estos, reflejan con toda contundencia las fallas, pifias, errores y omisiones del primer gobierno emanado de la Cuarta Transformación.
Son los pendientes heredados por AMLO en el sexenio que encabezó.
Y no son menores.
Para nada.
Se centran en puntos estratégicos, fundamentales, que en teoría iban a ser de atención prioritaria en el ejercicio de gobierno.
El de la seguridad pública, por ejemplo.
No pintan bien los cerca de 200 mil muertos con los que arranca su administración.
Sheinbaum debe de sepultar para siempre aquella tomada de pelo de los “abrazos y no balazos” y enseñar desde el principio que, ahora sí, se le plantará cara a la delincuencia.
Con toda eficacia y contundencia.
No puede ni debe de haber medias tintas al respecto.
Este será uno de los factores de mayor importancia que incidirá directamente en la evaluación de su gobierno.
No hay pretextos.
Se tiene, en teoría, a un auténtico especialista en el tema para encabezar la nueva estrategia.
Omar García Harfuch tiene credenciales de sobra para hacer un buen papel.
También mucha experiencia.
Por si fuera poco, cuenta ya con un marco jurídico a modo que amplía como nunca el abanico de facultades de la Guardia Nacional.
El reto monumental será modificar la muy negativa percepción ciudadana que se tiene en materia de seguridad en prácticamente todo el país.
Y de paso, bajar radicalmente los indicadores numéricos en términos de incidencia delictiva.
Claudia tendrá que trabajar horas extras en cambiar radicalmente el sistema de salud pública nacional.
Ese que tiene como carta de presentación la ineficacia, ineficiencia, la falta de infraestructura digna y sobre todo: el desabasto.
Se supone que en estos seis años se ha limpiado de corrupción toda la red de distribución de medicamentos a clínicas y hospitales del Sector Salud.
Que se han eliminado aquellos intermediarios que lucraban sin medida, encareciendo exponencialmente el costo de estos insumos.
Y que, de paso, se han logrado sortear todos los obstáculos que los afectados pusieron para evitar el equipamiento de toda esta infraestructura hospitalaria.
Va de por medio la viabilidad del modelo IMSS-Bienestar, el que se aplica ya en la gran mayoría de los estados del país y el que en teoría va a ser mucho más eficiente que el tristemente célebre Seguro Popular.
Habrá que entrarle con toda seriedad.
Al margen de cualquier burla, sorna o provocación.
No caben ya bravuconadas como la comparación con Dinamarca; una burda y muy ofensiva burla a los miles de muertos que dejaron como saldo las innumerables ineficiencias gubernamentales.
Ya lo ve: no todo puede ni debe de ser continuidad.
Para nada.
Claudia Sheinbaum conoce de sobra el país que le dejaron.
Sabe perfectamente de qué pie cojea y no debe de ser considerado como traición el reconocer los pendientes, asumirlos con toda honestidad y valentía, para plantearse estrategias efectivas encaminadas a entregar un mucho mejor México del que hoy recibe.