Por Yasmín Flores Hernández
Durante la mayor parte del sexenio se ha acusado al gobierno, y en forma directa, al presidente Andrés Manuel López Obrador de estar coludido con los cárteles del narcotráfico y haber recibido dinero de ellos, durante sus campañas y vida política.
La detención de Ismael “El Mayo” Zambada es vista por muchos analistas y periodistas como la punta de la hebra que va a abrir la “caja de Pandora” de esa relación, por eso sorprende el discurso del presidente descalificando todo lo dicho por el Mayo y exigiendo -al gobierno de Estados Unidos- un informe sobre cómo se llevó a cabo realmente la detención.
Pero siendo realistas, qué carajo nos importa hoy, como fue la detención de este personaje, lo que más nos debe importar es que tiene que decir.
¿A qué políticos se les dio el apoyo económico para sus campañas?
¿Qué estados fueron cedidos al narco para operar sin restricciones?
¿Quiénes son los narco gobernadores?
Sí, sí, ya sé, suena bastante fuerte, pero no seamos inocentes, la guerra entre los carteles esta cobrando la vida de inocentes.
México arde con la ola de violencia desde el norte hasta el sur.
O el presidente está limpio de toda culpa o es una estrategia para descalificar, desde ahora, todo lo que digan el Mayo y los Chapitos en su contra ante el gobierno de Estados Unidos.
Las declaraciones del Mayo, junto con las de el Chapo Guzmán, quienes fueran los principales narcotraficantes del país, pueden demostrar que los que acusaban al presidente y su gobierno de complicidad con los cárteles tenían razón o estaban totalmente equivocados.
Hasta ahora no hay una sola prueba clara de esa relación, por lo que las acusaciones han sido meras especulaciones o noticias amarillistas para vender libros, periódicos o aumentar el rating.
El decir que la entrevista que tuvo el presidente con la mamá del Chapo prueba esa relación es una tontería, López Obradorf tenía la obligación de atender a la señora y de ser posible apoyar su solicitud para que pudiera su hija ir a ver a su hermano.
Algo similar pasó con la liberación de Ovidio Guzmán, al gobierno no le quedaba otra que liberarlo ante la amenaza de secuestrar a varias familias de militares.
Y de ahí el llamado “culiacanazo”.
Funcionarios de la ley estadounidenses indagaron durante años afirmaciones de que aliados del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se habían reunido con cárteles del narcotráfico y recibido millones de dólares luego de que asumió el cargo, según consta en registros de Estados Unidos y de acuerdo con tres personas con conocimiento del tema.
La indagatoria, de la que hasta ahora no se había informado, descubrió información que señalaba posibles vínculos entre operadores poderosos de los cárteles y funcionarios y asesores mexicanos cercanos a López Obrador cuando ya gobernaba el país.
Pero Estados Unidos nunca abrió una investigación formal a López Obrador, y los funcionarios que estaban haciendo la indagatoria al final la archivaron.
Concluyeron que había poca disposición en el gobierno estadounidense para rastrear acusaciones que pudieran implicar al líder de uno de los principales aliados del país, dijeron las tres personas con conocimiento del caso, quienes no tenían autorización de ofrecer declaraciones públicamente.
El Estado mexicano ha sido infiltrado por los cárteles de la droga desde hace mucho tiempo, desde los niveles más bajos hasta las altas esferas del gobierno.
Sobornan a la policía, manipulan alcaldes, reclutan a altos funcionarios y dominan amplias zonas del país.
La información recolectada por los funcionarios estadounidenses provenía de informantes cuyos testimonios pueden ser difíciles de corroborar, aunque eso no le quita que si el rio suena, es por que agua lleva.
Le pongo un ejemplo, los registros muestran que un informante le relató a los investigadores estadounidenses que uno de los confidentes más cercanos a López Obrador se había reunido con Ismael Zambada García, uno de los altos líderes del Cártel de Sinaloa, previo a su victoria en las elecciones de 2018.
Otra fuente les dijo que, luego de que el presidente fue elegido, uno de los fundadores del conocido y violento grupo de los Zetas pagó 4 millones de dólares a dos de los aliados de López Obrador con la esperanza de que lo liberaran de prisión.
Los investigadores consiguieron información de una tercera fuente que sugería que los cárteles del narcotráfico tenían videos de los hijos del presidente recibiendo lo que se describió como dinero del narco, según consta en los documentos.
López Obrador negó todas las acusaciones hechas por los informantes.
Los agentes de la ley estadounidenses también lograron rastrear por su cuenta pagos de dinero de personas que se creía eran operadores del cártel a intermediarios de López Obrador, dijeron dos personas con conocimiento de la investigación.
No obstante, aunque los esfuerzos recientes de los funcionarios estadounidenses identificaron posibles vínculos entre los cárteles y los asociados de López Obrador, no hallaron conexiones directas entre el presidente en sí y organizaciones delictivas.
Es cierto que con el discurso de “abrazos y no balazos” parecería que el presidente está protegiendo a los narcotraficantes.
Pero tambien es cierto que estos grupos tienen control de varios territorios, gobiernos estatales y municipales.
Se ha hablado también de dinero del narco en varias elecciones de gobernadores; sin embargo, no se ha podido comprobar nada. La denuncia de dinero del narco en el gobierno viene desde hace varios años, pero hasta ahora sólo han sido especulaciones y salvo dos gobernadores y el caso de García Luna, que se basa en testigos protegidos, no hay otros casos en que se haya comprobado esa relación.
Qué bueno que hayan detenido al Mayo, al Chapo y a sus hijos, qué bueno que los hagan declarar y qué bueno que se llegue a saber la verdad de cuál es realmente la relación del presidente con el narco.
Las descalificaciones del presidente, la presidenta electa y los gobernadores de Morena a lo dicho por el Mayo Zambada, son una provocación y, o tienen las manos limpias y son inocentes, o son patadas de ahogado para descalificar desde ahora todo lo que salga a la luz pública en su contra.
Lo malo de todo esto es que más allá del presidente, el gobierno de México va a ser juzgado en tribunales de EU y quien gane la presidencia va a usar toda la información que tengan para tratar doblegar al futuro gobierno de nuestro país.
Ahora bien, usted que me escucha y me lee, en días pasados se publicó una carta de Genaro García Luna, donde arremete en contra de AMLO.
Palabras más, palabras menos, dentro de la misma indica que el presidente tiene contacto y recibio dinero del NARCO.
¿Pero qué hay detrás de todas estas acusaciones?
El tiempo para García Luna ya se le fue, dirían algunos, en mi opinión es más buscar una negoción no para él, sino para su familia. Y generar las condiciones para los suyos.
La carta de Genaro García Luna inicia un periodo que será muy difícil para la saliente administración de López Obrador y repercutirá en la de Claudia Sheinbaum.
Hay dos cosas que resultan particularmente importantes. Primero, la insistencia de García Luna en declararse inocente.
Han pasado cinco años, hubo un publicitado juicio en la corte de Nueva York y es evidente que el exsecretario de Seguridad Pública, como lo afirma en su carta, tuvo muchas oportunidades (como lo han hecho algunos de los más terribles criminales del narcotráfico detenidos en la Unión Americana) de declararse culpable, y optar por una sentencia indulgente.
Ha optado por rechazar esos acuerdos y seguir en prisión. Está a punto de recibir una condena que puede ser muy larga y no se declarará culpable ni colaborador.
Insiste también en algo que siempre se ha dicho: el juicio contra García Luna se realizó, y se le declaró culpable, sin que los fiscales de Nueva York hubieran presentado una sola prueba material: un estado de cuenta, una grabación, una llamada o una foto que demuestre su relación de protección con el crimen organizado.
Todos los testimonios fueron de delincuentes reconvertidos en testigos protegidos que habían sido detenidos en el periodo de García Luna y extraditados a los Estados Unidos, y que allí cambiaron largas condenas por testimonios a modo que tampoco sustentaron con pruebas.
Algunos de esos testimonios son absolutamente inverosímiles, como el de que le llevaron durante una comida, en varias maletas y al restaurante de moda en esos años, el Champs Elyseés, millones de dólares en efectivo a García Luna. Es absurdo, pero se le dio por válido.
Ah, pero eso si, en algunas mañaneras el presidente indicó que había testimonios que aseguraban los vinculos del ex secretario con el narco e indicaba que estos testigos protegidos se habían revindicado.
Y entonces por qué hoy descalifica a García Luna; él tambien podría ser un testigo protegido, por ende tambien podria ser un hombre revindicado y estar diciendo la verdad.
También es verdad que ni en México ni en Estados Unidos se ha comprobado después de cinco años ni un sólo depósito que pudiera ser calificado como dinero del crimen organizado. Entonces no hay pruebas materiales de su presunto delito ni tampoco, siguiéndole la pista al dinero, se llegó a ninguna prueba de la relación con los criminales.
Como dice García Luna, la embajada estadunidense de esa época reconoce que no supieron de investigaciones de que el mismo García Luna estuviera relacionado con el narcotráfico y, por el contrario, la colaboración con las agencias de ese país era estrechísima.
El día 9 de octubre será emitida la sentencia de García Luna y luego vendrá su apelación. Pero antes, el 1 de octubre, es la comparecencia de Ovidio y Joaquín Guzmán López en Chicago, estará concluyendo para el juicio contra El Menchito, Rubén Oseguera, luego inicia el de El Nini, jefe de sicarios de Los Chapitos y, a finales de octubre el de El Mayo Zambada. No son casualidades. Tampoco es para hablar de administraciones mexicanas del pasado, sino de la presente.
En el narco como en la política: todos son mensajes.
Y hablando de mensajes, en Puebla ha habido muchos, y si no sólo revise las noticias de los ultimos 10 meses.
En donde una ola de ejecuciones se han venido presentando, el CJNG ha tenido mas estrategia que la Secretaria de Seguridad Pública Estatal y todas las municipales, y por supuesto la propia Fiscalía.
Mejor preparados sí están y con más ganas también. La incompetencia de las autoridades estatales es gigantesca, a tal grado de dejarles un cuerpo desmembrado a las afueras del C5, sin ningún detenido.
Bien dicen por eso se le llama crimen organizado.
A usted que me escucha y me lee dejeme decirle que Puebla está en entre los 12 estados más inseguros de todo el país, con 47 personas ejecutadas y desmembradas, en diferentes puntos de la capital y de la zona conurbada, que no le mientan, a los sustitutos les quedó grande el lugar.
Sin duda al Gobernador electo Alejandro Armenta le dejarán un estado con alto indice de inseguridad y tendra que combatir al crimen organizado.
La pregunta del millón es:
¿Con abrazos o con mano dura en contra de la delicuencia?
Ya veremos…