07-09-2024 09:24:49 PM

Puebla, le cumplió a la 4T

Por Valentín Varillas
 

Puebla, le cumplió a la 4T

Dos millones de votos, dos, para Claudia Sheinbaum, la candidata presidencial.

 

Una gubernatura que se gana por una diferencia de 26 puntos porcentuales, lo que representa cerca de 750 mil sufragios entre primero y segundo lugar.

 

Se alcanzó así el récord histórico de votación para cualquier mandatario poblano.

 

Y “zapato” en los distritos federales del estado.

 

16-0.

 

Nada más.

 

Esta es la aportación electoral de Puebla al nuevo mapa político nacional.

 

A lo que se ha denominado el segundo piso de la Cuarta Transformación.

 

Nuestro estado era considerado como prioritario en el presupuesto electoral de Palacio Nacional.

 

Estaba etiquetado como una entidad federativa que por ningún motivo se podía perder.

Es más, se pronosticaba aquí una victoria holgada que hubiera servido como mecanismo compensador, por si se complicaban las cosas en Veracruz y en la CDMX.

 

No fue necesario.

 

La madriza fue atípicamente brutal.

 

Más allá del utilitarismo electoral, aquí hemos hablado también del cariño especial que Sheinbaum tiene por Puebla.

 

Este estado en donde los liderazgos de Morena se decantaron por ella, desde antes inclusive del inicio formal del proceso interno para elegirla como candidata presidencial.

 

Una poblana, Olivia Salomón, tuvo también un papel protagónico en la campaña al fungir como enlace nacional con los empresarios.

 

En el microcosmos local, el oficialismo también arrasó.

 

La capital se la arrebataron al PAN con toda autoridad.

 

Con la demoledora contundencia que dan más de cien mil votos de diferencia, Pepe Chedraui hizo pedazos aquel mito de que la capital es un bastión del blanquiazul.

 

Los votantes repudiaron los gobiernos emanados de Acción Nacional.

 

En lo que a los diputados locales se refiere, el Movimiento de Regeneración Nacional y sus aliados se llevaron todos, absolutamente los distritos locales.

 

Jornada redonda para el oficialismo.

 

Una concentración de poder que no se veía desde aquellos tiempos del régimen de partido único, lo que obliga a nuestros gobernantes y representantes populares a ejercerlo, con total y absoluta responsabilidad.

 

Ahí está el verdadero reto.

 

Esto, créame, apenas empieza.  

 

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