Por Valentín Varillas
No, al final las sorpresas no llegaron.
El escenario que adelantaron en su momento todas las encuestadoras serias del país, del estado y del municipio, se cumplieron a cabalidad.
A pesar de quienes, en su incapacidad de analizar una realidad que contrasta con sus caprichos o intereses, se dedicaron a descalificarlas salvajemente.
Morena ganó lo que los electores decidieron que ganara.
Nada más, pero nada menos.
De eso se trata justamente el juego democrático.
Pero se viven tiempos complicados en lo que a responsabilidad política se refiere.
Ni hablar.
Cuando se termine de alimentar el PREP y posteriormente concluya el conteo consecuente de votos, los números oficiales pondrán a cada quien en su lugar.
Y de manera contundente.
La memoria histórica digital, único antídoto efectivo contra la amnesia selectiva, la convenenciera, la más vil, operará como el más eficiente archivo de este proceso.
Ahí se podrá consultar todo y de todo.
Declaraciones, análisis, pronósticos y demás.
Incluyendo los que le apostaron al fallo institucional.
Quienes adelantaban que era imposible que se dieran las condiciones necesarias para llevar a buen puerto la elección.
A nivel nacional, pero sobre todo en el estado.
Las mezquindades vaticinaban lo peor.
Y a pesar del complicadísimo entorno de violencia política que se dio previo al domingo, más del 99% de las casillas fueron instaladas en Puebla.
Los poblanos pudieron salir a votar, masivamente y en paz.
Con los incidentes normales que rodean una elección de este tamaño.
Las autoridades electorales y de los tres niveles de gobierno, cumplieron a cabalidad.
Con todo y los miserables que intentarán descalificarlo todo.
Los que engañan, vendiendo a sus comprometidos electores y fieles equipos de campaña, victorias inexistentes.
Son los que en campaña juraron que no mentían nunca.
Jamás.
Que eran honorables, de una sola pieza, pero se prestaron al asqueroso circo de declararse ganadores de una contienda perdida.
Guácala.
Ahí están, en los hechos y no en el discurso, sus verdaderos valores.
Insisto: no se merecen eso sus militantes y simpatizantes.
También esta elección los ubicará en su justa dimensión.
La voluntad de los poblanos se expresó a cabalidad.
No le corresponde a nadie juzgarla como correcta o incorrecta.
Valoremos siempre el que -más allá de los resultados- a través de procesos civiles y jurídicos siempre perfectibles, podamos tener una incidencia directa en la selección de nuestros gobernantes y representantes populares.
Esto que aquí damos por sentado, en otras latitudes es, ha sido y será, una aspiración histórica.