22-11-2024 10:33:27 AM

Los números y el desliz

Por Valentín Varillas

Nunca será una buena idea, referirte al electorado potencial con insultos racistas y clasistas.

Por más convencido que éstos comulguen con tu forma de ser, de pensar y de actuar.

Integrarlos a la columna vertebral de tu narrativa, cuando estás en pleno proceso de pedir el voto y cuando todas las encuestadoras serias te ponen en desventaja, es un auténtico suicidio político.

Y todavía puede ser peor.

Cuando todo lo anterior se empata con la mayoritaria opinión que tienen de ti, de tu oferta política y de los partidos que te apadrinan, quienes han manifestado en encuestas y sondeos de opinión que asistirán a las urnas el próximo domingo 2 de junio.

La empresa Indicadores, desde marzo pasado, ha hecho un seguimiento puntual del posicionamiento de Eduardo Rivera ante el segmento de poblanos que hoy declaran su intención de participar activamente en la elección.

Los números demuestran que sólo un 16% de los encuestados cree que el ex presidente municipal de la capital “realmente se preocupa por los más desfavorecidos”

 

 

Existe una segunda variable igualmente contundente, que tiene que ver con el sector socio-económico que Rivera Pérez favorecería de llegar a la gubernatura de Puebla.

Un 49% asegura que el candidato únicamente “favorecería a los ricos” de llegar a convertirse en gobernador de Puebla.

Aquí llama la atención el hecho de que la tendencia de quienes manifestaron lo anterior ha ido en aumento de manera sistemática conforma ha avanzado la campaña.

Cuando empezó la medición (marzo de 2024), la variable se ubicaba en un 41% del total de los encuestados.

En apenas un mes y medio, este indicador ha crecido en un 20%.

 

 

La desafortunada declaración del candidato del frente opositor, se empata -para su desgracia- con la referencia que hizo en el debate a su amistad con el Rey de España.

Una “tormenta perfecta” que refuerza la hipótesis de que el desliz declarativo de Huauchinango no es un hecho aislado, sino que forma parte de una muy arraigada ideología.

Por cierto, en su muy deficiente control de daños, los simpatizantes y operadores de Rivera manejaron mensajes obsesivos en el sentido de que el presidente López Obrador hacia exactamente lo mismo.

Y otra vez: se vuelven a igualar a quien tanto han criticado, mandando señales encontradas.

No a su voto duro, sino al sector del electorado que no ha decidido todavía por quien votar.

Los que en teoría son la joya de la corona.

A ellos, se les mandan señales de que mejor se queden en casa, porque al final, todos son exactamente iguales.

Lo dicho: peor, imposible.

 

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