Por Alejandro Mondragón
La desbandada de priistas para llegar a las filas de Morena por la vía del Verde, no es una estrategia exclusiva de Puebla.
Lo mismo ocurre en Veracruz, Hidalgo, Estado de México, Yucatán y Tamaulipas.
Acción que se ha enfocado particularmente en las zonas urbanas, donde el PAN y no el PRI tiene mayor presencia.
Morena usa al tricolor para golpear al blanquiazul en sus bastiones con la desbandada de militantes.
Y la respuesta del PAN ha sido torpe, pero sobre todo básica. Mientras Morena le arrebata, en el caso de Puebla, a toda la bancada priista en el Congreso del Estado y a los ediles de las principales cabeceras municipales, los panistas se llevan, y presumen, a Iván Galindo o José Luis Acosta, exaliados de Rivera Vivanco. Para llorar.
Morena está enfocada en la mayoría legislativa. En sumar lo más que se pueda en votos para diputados y senadores.
Dejar al PAN sin dientes y al PRI y PRD sin registro.
El camino es postular perfiles afines a las clases medias y sector empresarial para que jalen a las cartas legislativas que por sí solas jamás entrarían a esos círculos.
Por eso, en Mérida van con Rommel Pacheco, bastión panista, al igual que Puebla que lanzan a Pepe Chedraui, porque además ambos suman a su estructura de operación a otros simpatizantes azules.
Agregue en 20 estados, la Cuarta Transformación apostó por llevarse, en el caso del Senado, las propias fórmulas más la primera minoría con el Verde y visceversa, entonces el panorama para el PAN con la desbandada y desgranada de simpatizantes ya se perfila a convertirse en un proceso inédito de estrategia para controlar el poder y más allá.