Por Alejandro Mondragón
En un mes, sí en 30 días, el entonces director del Conalep, Jesús Zaldívar Benavides, se gastó 35 millones de pesos de presupuesto anual.
¿En qué?
Obras inexistentes, plazas para aviadores de amigos y periodistas, uso de factureras.
La primera que denunció los malos manejos fue la hoy finada Aurora Sierra, como directora del plantel II del Conalep. La hostigó laboralmente, le recortó el salario y acabó por despedirla.
Zaldívar es un pillastre en el desempeño de cargos públicos. Fue diputado local que cuando solicitó licencia siguió cobrando la dieta legislativa de su suplente con la complicidad de Mario Riestra Piña.
Llegó con el apoyo de El Yunque para sumarse a la campaña de Rafael Moreno Valle en 2010, peeeeero años después traicionó a La Organización para que desde la Comisión Inspectora de la Contaduría Mayor de Hacienda del Congreso del Estado lanzara una feroz campaña contra Eduardo Rivera Pérez, hasta inhabilitarlo por irregularidades inexistentes, en su paso por la alcaldía poblana.
A Zaldívar le abrió el expediente de irregularidades la Secretaría de la Función Pública, en tiempos de Luis Miguel Barbosa.
El caso cayó en la Fiscalía General del Estado, que siguió el proceso legal hasta que, en su etapa final, un juez falló en su contra.
Ahora como dirigente municipal del PAN se ampara para denunciar persecución política, cuando en realidad fue una vulgar sabandija que malversó recursos públicos.
Candidatos y liderazgos panistas le dieron su respaldo, nada más se olvidan dónde estaba Zaldívar, mientras el morenovallismo perseguía con todo a sus adversarios al interior del PAN.
Exacto.
Jesús Zaldívar siempre fue, es y será un traidor, hoy señalado de desfalcos en el Conalep, donde fue director.
El zoquete no es víctima.
Se le conoce como El Canguro, porque es lo más parecido a una ratota.