Por Alejandro Mondragón
En ocasiones, la siempre impúdica política ofrece perlas para deleite de la picaresca.
Lo que un día es inaceptable, al otro es aceptable. Una verdad de Perogrullo.
Fernando Morales Martínez, dirigente estatal, diputado local, coordinador del grupo parlamentario y candidato a la gubernatura por Movimiento Ciudadano, se lanzó contra PAN, PRI y PRD por postular familiares, esposas, hijos y demás a cargos públicos.
Es inaceptable, dijo, peeeeero días después no sólo aceptó, sino que guardó silencio porque su líder nacional, Dante Delgado, premió a su hijo con una candidatura al Senado por Veracruz.
¡Chulada de cabrón!
Tampoco tooooodo se limita ahí. En el PAN se tomó como bandera la violencia política de género contra el legislador local, Eduardo Alcántara, a quien incluso promovieron su expulsión por incurrir en violencia hacia Érika de la Vega.
Sin embargo, Eduardo Rivera Pérez y Augusta Díaz de Rivera, candidato y lideresa panista, abrieron sus brazos para apoyar en Tecamachalco los intereses del mismísimo Inés Saturnino, morenovallista de cepa, exalcalde violentador de la mujer y protector de huachicoleros.
¡Preciosa impunidad!
En Morena tampoco cantan mal las rancheras. Particularmente, en el Consejo Estatal de Puebla.
A finales de septiembre, este inefable grupo de consejeros y consejeras determinó que Alejandro Armenta Mier no fuera votado por la encuesta estatal para elegir al candidato a la gubernatura por Puebla.
Sólo seis consejeros/as le dieron su respaldo, pero no le alcanzó para proponerlo al sondeo. Apoyaron a Ignacio Mier, Julio Huerta y Liz Sánchez.
La Comisión Nacional de Elecciones lo incluyó y finalmente ganó la encuesta estatal el pasado 10 de noviembre del 2023. Mier quedó en segundo lugar; Huerta en cuarto; y Sánchez, en el último sitio.
Ahora, los mismos que vetaron, perdón no votaron, a Armenta lo harán su candidato a la gubernatura con el aval de ese consejo estatal que ya vimos tampoco sirve de mucho.
¡No que no tronabas pistolita!