Por Yasmín Flores Hernández
Pregunto:
¿Conoce usted en qué consiste el juego del ajedrez?
¿No?
Aquí le cuento…
Empecemos por sus orígenes: el ajedrez es un antiguo juego de estrategia que ha interesado al hombre por más de 15 centurias. Venido del Oriente ha establecido puentes de comunicación cultural con civilizaciones del Occidente.
El ajedrez es un juego de estrategia en el que se enfrentan dos jugadores, cada uno de los cuales tiene 16 piezas de valores diversos que pueden mover, siguiendo ciertas reglas, sobre un tablero dividido en cuadrados blancos y negros.
El objetivo final del juego consiste en “derrocar al rey” del oponente.
El ajedrez puede ser visto como un juego de metáforas en las que le asimilamos al arte, al pensamiento científico, a la guerra, a la política, y hasta la muerte.
La asociación simbólica, cultural y semántica del ajedrez y la política es incuestionable.
En el lenguaje político –por extensión, en el periodístico– se recurre a la expresión “poner en jaque” cuando un político aprieta o acorrala a su adversario.
Y si éste se hace fuerte y responde decimos que “se enroca”, pues está dispuesto a defenderse, a presentar batalla.
De igual modo, tanto en el caso político como en el tablero de blancas y negras se deben tomar decisiones, y no sólo a corto, también a medio y largo plazo.
El estadista y el gran maestro persiguen lo mismo: resolver problemas.
La metáfora de la política como una gran partida de ajedrez cobra sentido alegórico si revisamos el devenir del noble juego a lo largo de los siglos.
El ajedrez ha estado (y está) presente en numerosos momentos de la historia universal, casi siempre como elemento accidental; otras como fuente de inspiración y, en ocasiones, como factor decisivo de la atmósfera intelectual de una época, del llamado espíritu del tiempo.
En 1947, el presidente estadounidense Harry S. Truman pronunció un discurso ante su homólogo mexicano Miguel Alemán en el Palacio Nacional de Ciudad de México.
El mensaje de Truman se retransmitió por radio para toda la nación azteca.
Dijo Truman:
“Tradicionalmente, las relaciones internacionales se han comparado con un juego de ajedrez en el que cada nación trata de burlar y dar jaque mate a la otra.
No puedo aceptar esa comparación respecto de las relaciones entre su país y el mío, señor presidente”
Truman aprendió las reglas del ajedrez cuando era pequeño, digamos que asimiló la noción ajedrecística para aplicarla, a conveniencia, en el tablero diplomático, al menos en aquel solemne discurso.
¿Podemos inferir, entonces, que un político que juega (bien) al ajedrez tomará mejores decisiones?
Cuenta la leyenda que Napoleón, gran aficionado a las sesenta y cuatro casillas, ensayaba primero con los trebejos, las maniobras militares que ejecutaba en el frente.
Sin embargo, la fuerza de juego del emperador nunca fue nada del otro mundo. ‘Le Petit Caporal’ perdió contra El Turco, un autómata ajedrecista que se paseó por las cortes europeas del siglo XVIII y XIX como un auténtico espectáculo de ilusionismo.
Lo más sorprendente no fue la derrota del emperador, sino que Napoleón intentara hacerle trampas, hasta en dos ocasiones, al increíble muñeco. Volvamos a la cuestión.
¿Qué nivel de ajedrez deberíamos alcanzar para observar y gestionar la acción política desde una perspectiva más cabal, razonada y estratégica?
La pregunta es capciosa porque, siento decirlo, no existe una correlación directa entre el grado de conocimiento del juego y la aparición de una destreza que nos ayude a descubrir la mejor jugada fuera del tablero.
En la vida, el mejor movimiento depende con frecuencia del lado en el que juegas.
Debo confesar que uno de mis hábitos es jugar ajedrez, así como coleccionar piezas decorativas alusivas al juego.
Ahora bien, siempre he comparado al juego de ajedrez con el juego de la política, obvio el ajedrez, a diferencia de la política es un juego limpio.
Ambos requieren la habilidad y estrategia para ganar, aunque tienen similitudes como el cambio en cualquier momento de estrategia, no importa si en el mismo vas perdiendo piezas, el objetivo es ganar.
La semana pasada el tablero político cambió con el registro de personajes para alcanzar desde diputaciones, hasta alcaldías.
Empezare hablando de un personaje que se autoexilió, su nombre José Juan Espinosa Torres, tres veces Diputado Local y Expresidente de San Pedro Cholula, en Julio de 2019, calificó de ignorantes y envidiosos a sus homólogos que aprobaron el inicio de un procedimiento administrativo de su cuenta pública del año 2016, pues además comentó que era una “vergüenza” que se atrevieran a usar documentación falsa para ensuciar los logros obtenidos en su gestión, como una forma de callarlo.
Y reprochó a Gabriel Biestro, quien en aquel entonces, José Juan, le dio la constancia de avecindado, para que adquiriera la ciudadanía poblana.
El expresidente municipal reiteró en más de una ocasión que los 19 millones de pesos observados de su cuenta pública del 2016 estuvieron debidamente ejercidos y la mayoría de esos gastos fueron costeados por la partida de ingresos propios, pero admitió que al resultar “incómodo” para su homólogo Gabriel Biestro, el antes nombrado se había dedicado a ensuciar su trayectoria política.
El 26 de Octubre de 2020, la Auditoria Superior informó que presentó ante la Fiscalía General del Estado dos denuncias en contra de José Juan Espinosa Torres, por presuntos delitos cometidos, durante su gestión como presidente municipal de San Pedro Cholula en los periodos fiscales de 2015, 2016 y 2017.
Es importante recordar que en aquel entonces el titular de la Auditoria era Francisco Romero Serrano, quien despúes fue detenido, pero en su momento dio a conocer que la primera denuncia era por peculado, fraude, asociación delictuosa y abuso de autoridad, además que se presumía un desvío de recursos por más de 85.3 millones de pesos.
Según la Auditoría, no existía evidencia del registro de bienes y servicios facturados que sus “proveedores” hubiesen entregado al Ayuntamiento.
Los domicilios de dichas “empresas” en muchos casos no correspondian a los inscritos ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y/o no correspondían al giro comercial del cual “prestaban sus servicios”, toda vez que eran predios, casas habitación o locales abandonados.
Aunque seamos realistas esto pasa en todas las administraciones, como por ejemplo la en la administración de Claudia Rivera Vivanco y la empresa de geolocalizadores Mundo Tecnologico Poblano S.A. de C.V. a la que otorgó un contrato por 8,189,650.00 por la colocación de mil GPS al parque vehicular en un contrato firmado por aquel entonces Secretario de Administración, hoy regidor Leobardo Rodríguez Júarez y dos mujeres más, obvio palomeado por el aquel entonces Coordinador de Proyectos Estratégicos Andres García Viveros, sí, aquel que fue acusado por acoso.
Dicha empresa era representada por Jorge Alfonso Abrajan Merino y su domicilio fiscal era Blvd. Atlixco #93 Int.201, Col. La Paz, su servidora en 2020, realizo una investigación de dicha empresa y déjeme decirle que sus oficinas eran un inmueble que llevaba mas de tres años en renta, o sea cuando fue firmado el contrato, dichas oficinas no existian, ni nunca existieron.
En Noviembre del 2022, la Fiscalía del Estado le solicitó al entonces secretario de Administración Municipal Bernardo Arrubarrena información sobre un GPS en particular, contestando el secretario que no existían archivos o documento alguno que la administración de Claudia Rivera Vivanco hubiera dejado.
Y la Auditoria ni sus luces.
Pero bueno eso es otro tema…
En noviembre de 2020, José Juan Espinosa, solicitó licencia a su cargo ante las denuncias presentadas en su contra por parte de la Auditoría Superior del Estado (ASE), por presuntos delitos cometidos durante su administración como presidente municipal de San Pedro Cholula.
El año pasado, reapareció después de tres años de autoexilio, el expresidente municipal de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa, para asegurar que la justicia federal le dio la razón.
A través de un video, narró que hace tres años se vio obligado bajo una clara amenaza a salir del estado poblano y comento lo siguiente:
“Entre encierro y entierro, preferí el destierro. Estuve un año fuera del país y los dos últimos años he estado en el Puerto de Veracruz, recuperando mi profesión y esto que viví en los tres últimos años, me obliga a recuperar el tiempo perdido con mis hijos, con mis padres, hermanos y mi pareja”, sostuvo.
El exintegrante del Poder Legislativo estatal afirmó que el tiempo le dio la razón, así como la autoridad federal.
¿O no será que al deceso del Gobernador Luis Miguel Barbosa se acabó el garrote político y por lo tanto todos y todas se valentonaron y salieron de sus cloacas?
Lo que queda claro es que la Auditoria Superior no sirve para nada, han sido omisos ante los defalcos millonarios de los ex presidentes municipales, como dicen entre agujas no se pican, todos son los mismos, con las mismas raterías.
La semana pasada Jose Juan Espinosa se registró como aspirante a la candidatura para la diputación federal del distrito 11, con cabecera en Puebla capital.
¿Qué tan desesperados están en la coalición opositora Corrigiendo el Rumbo que además de José Juan Espinosa admiten escorias como Edmundo Dantés, ah no perdón Iván Galindo, quien en el pasado se sirvió del ayuntamiento para garantizar el sueldo de él, de su hermana y su madastra.
Pobre Mario Riestra no sabe el alacrán que se acaba de echar encima, bueno entre alacranes se picaran.
Por eso, debemos saber quiénes estarán en la boleta electoral y quiénes los acompañan, tantas personas capacitadas para generar políticas públicas y recaen en lo mismo pero más barato.
Sé bien que usted que me escucha o me lee, sabe diferenciar perfectamente a estos arribistas políticos, a aquellos que sólo buscan saquear las arcas públicas, porque no saben hacer otra cosa.
Y el tablero político se sigue y seguirá moviendo hasta el 2 de Junio; no importa nada sólo cuidar al Rey, aunque en el camino tengamos que dejar a los peones, caballos, alfiles o torres.
Termino mi colaboración con esta frase:
Quien controla el centro del tablero, gana la partida.
Yasmín Flores Hernández