09-10-2024 11:25:31 PM

Los mejores aliados de AMLO

Por Valentín Varillas 

 

Los perfiles que le han permitido al presidente ganarlo casi todo en lo político no están al interior de la 4T. 

Paradójicamente se encuentran en la cúpula de los partidos opositores. 

Son, ni más ni menos, quienes los dirigen a nivel nacional. 

Marko Cortés y Alito Moreno, monarcas de las derrotas en las urnas, han sembrado el terreno para que Morena repita en lo más alto del poder político, por lo menos un sexenio más. 

En el caso del PAN, el actual presidente del CEN se reeligió a sangre y fuego a pesar de que cada vez eran más los grupos que se oponían a que repitiera en el cargo. 

Juran los enterados que la maniobra contó con el visto bueno de Palacio Nacional. 

Que hasta júbilo hubo una vez que se consumó la imposición. 

Con Cortés como general, Acción Nacional perdió las gubernaturas de Puebla, Baja California, Baja California Sur, Tamaulipas y Quintana Roo. 

Menos de la mitad de entidades que en su momento de mayor fuerza política. 

Poco a poco fuimos viendo como, de forma penosa, los mandatarios emanados de la derecha institucional rindieron la plaza sin siquiera dar pelea. 

En corto y en público inclusive, en declaraciones a los medios el propio dirigente adelantó cada una de estas catástrofes. 

¿A cambio de qué? 

Porque se trata de uno más de aquellos tradicionales casos en donde el partido pierde, pero él gana en lo personal. 

Increíble que siga al frente del PAN con semejantes números. 

Sería insostenible como Director general de cualquier empresa privada y hasta como técnico de futbol. 

En todos los países y divisiones. 

Sin embargo, ahí sigue disfrutando de los beneficios y prebendas de servirle a Andrés Manuel. 

Por cierto, resulta por lo menos sospechoso que el presidente prácticamente no lo toque en alguna de sus mañaneras. 

Ese penoso e insufrible teatro de vodevil en donde arremete contra todo y contra todos los que son un obstáculo para la obtención de sus objetivos. 

Es evidente que, en la óptica de López Obrador, Markito no lo es.  

Con el PRI, sucede exactamente lo mismo en la forma, pero su realidad es mucho peor en el fondo. 

Desde su llegada a la dirigencia del tricolor, el partido ha perdido 11 gubernaturas. 

Récord mundial. 

Adiós a Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Tlaxcala, Hidalgo, Oaxaca y el Estado de México. 

La joya de la corona. 

Por cierto, en este último, Moreno fue el garante del cumplimiento del pacto de impunidad signado entre López Obrador y Peña Nieto. 

El originario de Campeche sintió apenas una probadita del embate presidencial cuando la élite de la 4T vio señales de peligro en términos de la entrega del estado que más votos aporta al padrón electoral nacional. 

Luego, ni siquiera se le volvió tocar. 

También tiene garantizada su permanencia, como Markito, como diseñadores y ejecutores de la estrategia electoral que ensayara el Frente Opositor en este 2024. 

Otra catástrofe segura. 

Pero mientras, Alito, como generoso pago a los invaluables servicios prestados a la 4T, seguramente gozará de impunidad, por los siglos de los siglos. 

Los pecados cometidos cuando fue gobernador, han pasado también por el manto del perdón del obradorismo. 

¿Conclusión?- así no hay manera. 

Ha quedado claro como este par de impresentables han debilitado intencionalmente a sus partidos, para que Morena llegue a la presidencial gobernando al 72% del total de la población. 

21 estados de manera directa y 2 a través de sus aliados electorales. 

Recursos y capacidad de operación electoral a favor de Claudia Sheinbaum habrá de sobra. 

Y lo peor: serán capaces de culpar a Xóchitl y al resto de los candidatos de lo que se les viene. 

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