Por Valentín Varillas
Más allá de las ventajas que como producto mediático-electoral representa, hubo mucho fondo en términos de política real en la decisión de llevar a Samuel García como esquirol del oficialismo en la presidencial del próximo año.
Este joven salvó a la 4T de una auténtica catástrofe en Nuevo León.
Entro al quite para evitar que el PRI arrasara en las elecciones locales del 2021.
Clara Luz Flores Carrara, candidata de Morena y una de las mujeres más cercanas a López Obrador, atravesaba los momentos más oscuros de su vida política.
El entonces gobernador, Jaime Rodríguez Calderón, a diferencia de otros mandatarios opositores al régimen, se había negado a entregar la plaza.
Con información privilegiada, utilizó todo lo que estaba a su alcance para hacer correr la versión de que la morenista estaba ligada estrechamente a la secta Nexium y a su líder.
Keith Rainiere había sido condenado en Estados Unidos a 120 años de prisión por delitos como tráfico sexual de personas, pornografía infantil y extorsión.
La candidata negó públicamente esos “vínculos cercanos” y acepto únicamente el haber tomado algunos cursos de “superación personal” auspiciados por la secta.
El mundo se le vino encima cuando apareció un video en donde Clara Luz sostiene una plática en corto con Rainiere, la cual tiene más de una hora con veinte minutos de duración.
La mentira le costó carísimo entre el electorado potencial.
De ser la puntera, cayó casi 30 puntos porcentuales en apenas treinta días, según todas las encuestas serias publicadas en su momento.
En aquel estado, competían 4 candidatos.
El oficialismo había movido sus tentáculos para que no hubiera alianza opositora y en la boleta aparecieran la mayor cantidad de opciones posibles.
En toda la contienda, el candidato de MC enfocó sus ataques de manera sistemática a los candidatos de PAN y PRI.
Nada más.
Jamás tocó realmente y con fundamentos a Clara Luz
Hundido el barco de Morena había que hacer crecer al único que le garantizaba otra gubernatura cómoda al presidente López Obrador.
Apoyado con toda la fuerza y los recursos del Estado, de la mano de una campaña novedosa que tuvo como principal protagonista a su esposa, la influencer Mariana Rodríguez Cantú, Samuel se alzó con un triunfo contundente: 9 puntos de ventaja con respecto a Adrián de la Garza, candidato del PRI.
Ya sin impulso de la presidencia, Clara Luz cayó al cuarto lugar alcanzado apenas el 14% del total de la votación.
La estrategia fue por demás exitosa.
Un incondicional más a la cuenta de gobernadores cómodos a Andrés Manuel.
Con este antecedente y ante la enfermiza obsesión de López Obrador de mandar al tercer lugar a Xóchitl Gálvez a como dé lugar, el hoy gobernador de Nuevo León era la carta natural a jugar.
Errores básicos, elementales, en términos de operación política y conocimiento básico del Estado de Derecho, hicieron que una gran hazaña del pasado fuera una estrepitosa derrota en presente.
La política da y quita, juraban los grandes maestros de esta inhóspita y muy poco digna profesión.
