22-11-2024 03:31:11 AM

Los “asegunes”

Por Jesús Manuel Hernández

 

Al inicio todo era miel sobre hojuelas, con la llegada de las fechas aparecieron piedras en el camino, polvo, mucho polvo, lodazales incluso, y las sumas se convirtieron en restas, y las multiplicaciones se dividieron y todo mundo empezó a tomar definiciones, al final todos lo dijeron, la lucha era solo entre ellos.

Alejandro tenía el reto de no ver disminuida su presencia, usó su cargo en el senado para hacer amigos, para entregar reconocimientos a sus paisanos, sobre todo a quienes tenían influencia en la sociedad, y consiguió alianzas poderosas como el grupo de los Morales y muchos otros ex priistas, Lastiri, Vega Rayet y los grupos regionales, campesinos organizados, ganaderos, productores del campo aportaron sus costales de papas para hacer posible la aspiración del senador.

Su suerte quedó en manos de las encuestas, las benditas encuestas.

Y algunos que otros asegunes.

Ignacio, Nacho para sus amigos, tenía dos retos principales, no fallarle al Presidente en sus gestiones en la Cámara de Diputados, y la otra, alcanzar a su primo en el tema de conocimiento, confianza de los electores y garantía de ganarle al candidato del Frente Amplio.

Sumó a personajes de la vida política como Fernando Manzanilla y Luis Antonio Godina, con mucha experiencia y obtuvo buenos resultados al integrar un buen documento radiográfico del Estado de Puebla, Nacho empezó a aparecer hasta en la sopa, su cara y su nombre se mezclaron con todo paisaje urbano o rural. Y le dio resultado, de pronto empezó a convertirse en una amenaza seria para Alejandro, con sus asegunes, los poblanos de oposición empezaron a denunciar exceso de gastos.

Logró alianzas con los empresarios politizados, y afloraron compromisos a futuro que ahora se han quedado “colgados de la brocha”.

Por ahí del 2 de noviembre los análisis serios al interior de Morena, dejaron entrever que la lucha estaba y estuvo siempre, solo entre los militantes originales de Morena, Claudia, Rodrigo, Nacho y Alejandro, con sus asegunes.

Al paso de los días se revelarían los asegunes. Acción Nacional dio un paso sin retorno, Marko Cortés anunció que Eduardo Rivera sería su candidato, lo secundaron los “sectores” y se dio por hecho que Rivera Pérez había tenido el apoyo de los otros aliados, PRD y PRI a cambio de dejar a Jorge Estefan en el primer sitio del senado

Y pasaron los días, como dice el dicho “las sorpresas se dan poco a poco, si no, dejan de ser sorpresa”, y Mario Delgado pareciera que conocía el dicho popular.

Algunos pensaron que había un acuerdo con los perdedores, quizá con algunos, pero evidentemente con Nacho Mier no lo hubo, para él todo fue una gran sorpresa.

Y entonces las encuestas arrojaron datos no publicitados, quién de los aspirantes de Morena Puebla sería el más competitivo contra Eduardo Rivera.

Y las respuestas afianzaron la contienda. Julio Huerta, Olivia Salomón, Rodrigo Abdala y Claudia Rivera, salieron con pocas probabilidades de ganarle a Rivera y con el riesgo de que alguno de los dos punteros al verse derrotado ofreciera sus cuadros al Frente Amplio.

Nacho Mier saldría empatado con Rivera Pérez y solo Alejandro Armenta garantizaba derrotar con margen al actual Presidente Municipal.

Es decir, Armenta garantiza elevar las votaciones para tener más diputados federales, más legisladores locales y quizá conservar posiciones municipales. Pero como todo mundo sabe el Presidente tiene una prioridad ganar mayoría en el Poder Legislativo y eso lo garantizaba Armenta.

Así las cosas, las encuestas se revelaron y los naipes se derrumbaron, sobre todo de quienes apostaron al negocio.

En fin, nadie puede quitarse de la mente que Nacho Mier estaba más cerca que nadie con el Presidente, y que durante los últimos meses le ha hecho un gran servicio a la Cuarta Transformación. Operó muy bien el tema de los fideicomisos y el Presupuesto de Egresos, sin quitarle, sin tocarle ni una coma.

Luego entonces la pregunta es ¿Cómo le pagará AMLO  a Nacho Mier los servicios prestados? ¿Bastara la senaduría?

O quizá, como suele decirse en política “se cayó para arriba”.

O por lo menos, así me lo parece.

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