27-04-2024 07:29:51 PM

Cónclave en Palacio

Por Valentín Varillas 

 

La reunión de hace un par de días entre gobernadores de Morena, sus aliados electorales, el presidente y su secretaria de Gobernación, oficialmente tuvo que ver con la revisión y el reforzamiento de las acciones conjuntas entre niveles de gobierno en lo que a la búsqueda de desparecidos se refiere. 

De ser así, qué bueno. 

Razones hay de sobra para celebrar que este tema sea por fin una prioridad en la agenda pública nacional. 

Existe una deuda histórica, jurídica y moral con quienes, a pesar del paso de los años, siguen buscando a los suyos. 

Sí, desgraciadamente somos un país en donde, sin saberlo, caminamos sobre nuestros muertos. 

Sin embargo, por las características y dinámica del encuentro, es imposible no darle una interpretación de tipo político-electoral. 

De entrada, porque en los estados gobernados por la oposición se vive la misma realidad. 

Y existe el mismo pendiente. 

Tendría que haber sido, sin excepciones, una convocatoria para todos, más allá de partidos e ideologías. 

AMLO y sus gobernadores, juntos, sin poner sobre la mesa la coyuntura electoral más importante desde que existe el Movimiento de Regeneración Nacional. 

La madre de todas las batallas, el referéndum al primer gobierno emanado de la 4T, pero sobre todo: la prioridad número uno en la agenda del jefe del ejecutivo federal y por si fuera poco, su auténtica obsesión. 

Los gobernadores serán fundamentales en el proceso de sucesión. 

Virreyes con recursos y estructura de operación electoral al servicio de la continuidad de su partido en lo más alto del poder político. 

Imposible no hablar sobre el tema. 

Sobre todo, porque entre los asistentes estaban mandatarios que tendrán que operar también su propia sucesión. 

Como el de Puebla, por ejemplo. 

Y en la estrategia diseñada en Palacio Nacional, dan por hecho que ganarán sus actuales cotos de poder. 

 

Y por un margen lo suficientemente amplio para sumarle votos a su candidata presidencial. 

En esas entidades federativas, estamos a días de conocer quiénes serán los elegidos para cumplir con los objetivos planteados. 

Qué mejor momento para revisar números, realidades, perfiles, situaciones, compromisos y amarres. 

No van a tener otra oportunidad similar. 

Los demás mandatarios, los que no se enfrentan al inevitable otoño del patriarca, tienen la encomienda de ganar las alcaldías y sus congresos – donde sea el caso- pero sobre todo, hacerse del mayor número de diputaciones federales y amarrar la fórmula al Senado de la República. 

Abonar al famoso Plan C de Andrés Manuel en lo que a una reforma electoral de fondo se refiere y que pasa por tener mayorías absolutas en ambas cámaras del legislativo federal. 

Es evidente que resulta mucho más importante para el país plantear una serie de acciones concretas, con objetivos medibles y alcanzables para no sólo encontrar a los que hoy están en calidad de desaparecidos, sino para evitar que más mexicanos se sumen a la lista. 

Pero a veces, el pragmatismo cortoplacista de la lucha por el poder, pesa más que cualquier otro tema de la agenda nacional. 

Ojalá que el cónclave de el pasado lunes haya sido la excepción que confirme la regla. 

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