28-04-2024 01:15:17 AM

Género y rentabilidad electoral

Por Valentín Varillas 

 

Todos, absolutamente todos los partidos políticos han mostrado su rechazo a la cuota de género aprobada por al Instituto Nacional Electoral. 

Cada uno ha argumentado distintas cuestiones legales para sustentar su inconformidad, pero lo cierto es que muy pocas veces se ha visto semejante unanimidad en la historia reciente de la democracia mexicana. 

Juran que están dispuestos ha llegar hasta el Tribunal federal Electoral, con tal impedir lo que ellos consideran es una “imposición” a su vida interna. 

Lo cierto es que, por muy apetitoso que luzca el tema en lo mediático, en realidad no se trata de un asunto de discriminación o misoginia. 

Imposible argumentar lo anterior cuando, oficialismo y oposición, lanzarán a candidatas mujeres a la presidencia de la República. 

Por mucho, la posición más codiciada del próximo proceso electoral. 

Se trata, ni más ni menos, que de la auténtica joya de la corona. 

¿Por qué lo hacen? 

Simplemente porque son sus mejores cuadros. 

Las mejores guerreras, las que las cifras indican que tendrán el mejor desempeño en las urnas. 

Por sobre todos los demás. 

En este contexto, la explicación a la negativa partidista de repartir equitativamente las candidaturas en las entidades federativas que renovarán gubernaturas, tiene que ver con la realidad electoral que viven los partidos en cada uno de estos estados y quiénes son sus perfiles más competitivos. 

Y ahí, ni morenos, azules, verdes, soles aztecas, naranjas y demás, le han encontrado la cuadratura al círculo. 

No todavía. 

Hay algunos en donde, mandar a una mujer, significa sacrificar una cantidad potencial de votos tal, que puede estar en riesgo el triunfo y por lo tanto, no sumar lo que se espera para impulsar a la abanderada presidencial. 

No empatan el posicionamiento de marca como partido, con la intención de voto si de una mujer se trata. 

Y las razones que explican todo esto son muchas y muy variadas. 

No puede acusarse de “sexista” a aquel partido que entre sus filas no tenga mujeres que, de acuerdo con mediciones serias, muy claras y contundentes, sean las mejores cartas para enfrentar batallas como las que se vienen. 

En todos los ámbitos. 

Ninguno de los contendientes quiere dar concesiones. 

Por mínimas que parezcan. 

Pero hasta el momento, la frialdad de los números y el género de quienes van a competir por estos cargos, de plano no cuadran. 

De ahí que no quieran que lo aprobado por el INE se convierta en una camisa de fuerza que les impida competir de la mejor manera en la elección del 24. 

Aunque lo anterior pudiera parecer socialmente incorrecto, e inclusive a contrapelo de una muy afortunada tendencia mundial que ha generado que cada vez más mujeres ocupen cargos de mayor relevancia en la política y la vida pública de este país. 

En la lucha por el poder, la máxima es muy clara: “ganar no es lo más importante, es lo único”. 

Y tratarán de aplicarla al pie de la letra, cueste lo que cueste. 

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