05-05-2024 04:35:06 PM

Salud mental

Por Yasmín Flores Hernández

 

Antes de comenzar a hablar del tema, festejo la llegada de dos mujeres talentosas al frente del Poder Judicial; les deseo a Araceli Cabido y Belinda Aguilar -de todo corazón- el mayor de los éxitos.

 

Sin duda, harán un excelente trabajo.

 

Siempre hacemos lo mismo: comparar.

 

Analicemos y veamos a nuestro alrededor, ¿somos iguales a los demás?

 

En lo último que me quede, es que cada individuo es diferente, es único a su manera.

 

Desde que somos pequeños nos han dado esta formación competitiva, en la cual siempre debemos ser mejor que los demás para alcanzar el éxito, para poder ser felices.

 

Nos enseñaron a competir, pero no a convivir, y en esta competencia lo único que ganamos es envidia.

 

Cada vez que vemos a alguien triunfar nos da celos, y el que diga que no es cierto se miente, asimismo.

 

Pero por qué no nos preguntamos qué hicieron o cómo lograron sus objetivos. Al contrario, pensamos cómo lo vamos a hacer, para hacerlo mejor; cómo podemos aplastarlos, en lugar de aprender de ellos.

 

Cuántos de nosotros hemos comparado a los hijos entre sí o con los de alguien más, desvalorizando a los nuestros. Sin entender que este tipo de acciones generan personas a largo plazo con problemas de trastorno de ansiedad y depresión.

 

Y todo esto para llenar las expectativas de los demás, que la misma sociedad nos marca.

Lamentablemente, el entorno es el primer respondiente, pero algo debemos entender: las únicas expectativas que debes de cumplir, son las propias.

 

Después de tres años de pandemia se agudizaron, de manera drástica, los trastornos como la ansiedad y depresión, entre otros.

 

El encierro provocó que nos refugiáramos en las redes sociales. Consiguiendo en ellas, una salida de la realidad, pero intensificando los trastornos ya mencionados.

 

En el primer año de pandemia, 25 por ciento de la población mundial, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) sufrió de diferentes trastornos.

 

Los estudios muestran que del 20 por ciento al 70 por ciento aún sufren secuelas de ansiedad y depresión.

 

La pregunta obligada es:

¿Cuánta atención le préstamos a nuestra salud mental?

 

Seamos honestos, si te duele una muela, vas con el odontólogo; si no ves bien, vas con el oftalmólogo; pero si te duelen las emociones, si sufres ansiedad, si estas deprimido, ¿por qué no asistes con alguien que te pueda ayudar?

 

Minorizamos de manera recurrente este tipo de trastornos, sin darles la atención adecuada.

 

Analízate, ¿sabes que es la ansiedad?

 

La ansiedad es una reacción normal y saludable que se activa ante una amenaza o un peligro.

 

La ansiedad se convierte en trastorno de ansiedad cuando esta reacción se activa en situaciones habitualmente no amenazantes/peligrosas o de manera persistente, hasta el punto de que interfiere de manera importante en la vida diaria.

 

Los trastornos de ansiedad se caracterizan por presentar un miedo o ansiedad intensa y/o una preocupación excesiva.

 

Estos trastornos generan un importante malestar y afectan al funcionamiento habitual de la persona tenga la edad que tenga (ya sea de cara a la relación con la familia o amistades, o en el rendimiento en el colegio o en el trabajo).

 

Según el foco principal del miedo y/o la preocupación se habla de un trastorno de ansiedad en sus diferentes tipos.

Como son:

 

Trastorno de ansiedad por separación. En este tipo de trastorno el menor tiene un miedo intenso de separarse de las personas que le cuidan por temor a que les pase algo y no las vuelva a ver.

 

Trastorno de pánico. El ataque de pánico se define como un episodio de ansiedad repentino e intenso que se acompaña de sensaciones físicas desagradables como palpitaciones, sensación de ahogo y mareos, suelen tener pensamientos catastróficos como miedo a perder el control o a morirse, entre otros.

 

Trastorno de ansiedad generalizada. Cuando una persona se preocupa todo el tiempo por diversas cosas del día a día, por ejemplo, el colegio, el trabajo o por la salud de sus hijos, hasta el punto de que estas preocupaciones afectan al sueño, la capacidad de concentración o la persona se siente muy tensas o fatigadas.

Una misma persona puede tener varios trastornos de ansiedad al mismo tiempo y no es extraño que tenga otros trastornos del ámbito de la salud mental, como la depresión, o problemas con el abuso de algunas sustancias como el alcohol.

 

¿Qué es la depresión?

 

La depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento.

 

La depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas.

 

Las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía, cambios en el apetito, necesidad de dormir más o menos de lo normal, ansiedad, disminución de la concentración, indecisión, inquietud, sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.

La depresión no es un signo de debilidad.

 

Se puede tratar con terapia o intervención psicológica, con medicación antidepresiva o con una combinación de ambos métodos.

 

Las personas expuestas a violencia frecuentemente experimentan una variedad de reacciones que incluye: ansiedad, estrés, frustración, temor, irritabilidad, enojo, dificultad de concentrarse, pérdida del apetito y pesadillas.

 

Como ven, tanto la ansiedad como la depresión van ligadas, y el punto medio, pero no menos importante es el estrés.

 

No nos enseñaron a estar en el duelo, no nos enseñaron que a veces lo que tenemos que hacer, es una pausa. Sentir, llorar y pedir ayuda es importante para luego poder salir adelante.

 

El no poner atención a estos trastornos puede llegar a tener un impacto significativo en la salud mental.

 

Saber controlar nuestras emociones no es una tarea fácil, pero es necesario cuidar nuestra salud mental, si identificas alguno de estos síntomas, pide ayuda.

 

Tenemos sin duda una gran responsabilidad de educar niños y adolescentes sanos mentalmente, todo comienza en casa.

 

Recuerda la depresión no tiene edad

La ansiedad no es una exageración

La salud mental es tan importante como la física, cuídate.

 

Termino mi colaboración con esta frase:

 

No importa lo que ocurra, o lo malo que parezca todo hoy… la vida continua, y mañana será mejor.

 

– Maya Angelou

 

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