06-05-2024 03:19:39 PM

Huerta, el daño colateral

Por Valentín Varillas

 

El descubrimiento de más irregularidades en el manejo de las finanzas públicas estatales en el gobierno de Miguel Barbosa, pega directamente en la línea de flotación del proyecto político de Julio Huerta.

Y de qué forma.

Su consideración como potencial producto electoral al interior de Morena, tuvo su génesis al amparo del ex gobernador.

Se le dio manga ancha para hacer y deshacer al interior de la secretaría de gobernación.

Era el titular de facto de la dependencia.

El plenipotenciario y todopoderoso operador.

El negociador al que se le rendían presidentes municipales, diputados, sus compañeros de gabinete y otros liderazgos políticos del estado.

Todos, como pasa en la política real, lo hacían únicamente por conveniencia.

Como es y como debe de ser.

Aquí y en China, como dice el lugar común.

Jamás, por cierto, fue considerado seriamente por su primo para sucederlo.

Barbosa no le vio espolones para gallo.

Pero su muerte todo lo cambió.

O casi todo.

Se aceleraron los tiempos, se adelantaron las decisiones, se sacudió el tablero, pero al final se impuso la institucionalidad.

La gobernabilidad por encima de todo.

Aún así, Julio sigue y seguirá siendo la imagen de aquella administración.

La cara visible de ese gobierno.

Para bien o para mal.

Él mismo se colgó de aquella parafernalia cuando todo era miel sobre hojuelas.

Además, comparte apellido y características físicas con el malogrado mandatario. 

Imposible evadir la inminente asociación.

Por lo mismo, cada logro alcanzado abonará a su proyecto personal.

En cambio, cada yerro, ineficiencia, inoperancia y corruptela, lo perseguirá inevitablemente para sepultarlo.

Justo o injusto, estas son las reglas del juego democrático.

Lo saben , o deben saberlo, quienes deciden dedicarse a estas complicadas artes. 

La duda que debe tener Huerta es: ¿qué sigue?

¿Qué más hay?

¿Qué nuevas sorpresas existen al interior de esta auténtica Caja de Pandora?

Sobre todo porque en realidad Julio no está bien posicionado. 

Para nada.

Nunca lo estuvo.

Los reflectores mediáticos del cargo que ocupaba, se le apagaron a partir de su salida del servicio público poblano.

El dispendio en entrevistas a modo, encuestas pagadas y publicidad estática, no lo han hecho subir.

Los millones gastados no han significado puntos concretos de crecimiento en aquellos ejercicios estadísticos serios, profesionales.

Aquellos que se publican no para pretender manipular en términos de opinión pública y publicada, sino para pronosticar a través de un método científicamente probado, con un buen grado de certeza, el comportamiento de un universo.

En este caso, el de votantes potenciales, militantes y simpatizantes de Morena.

No, no vienen buenos tiempos para la continuidad del que hasta hace muy poco fue el grupo hegemónico en el poder.

Los nubarrones que se ven en su horizonte lucen muy oscuros, densos.

Auguran, faltaba más, una muy larga e intensa tormenta.

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