03-05-2024 01:17:42 PM

El Ritual del 5 de Mayo

Por Alejandro Mondragón

 

La visita presidencial en la ceremonia del 5 de Mayo, en el año previo a la elección por la gubernatura de Puebla solía ser todo un acontecimiento de señales para la clase política.

 

El lenguaje corporal lo decía todo. Si abrazaba más a uno que a otro, sonreía, miraba, sentaba a su lado a tal o cual personaje.

 

Sus palabras, las horas en las que se quedaba en la entidad, si se sintió a gusto, cómodo o viceversa.

 

Todo un espectáculo de guiños y formas que definían el fondo. Los tiempos idos del PRI y del PAN, en función del dedazo presidencial.

Ahora no es que haya desaparecido el ritual del 5 de Mayo o la liturgia del dedazo. Claro que no, pero se pierde de vista el estilo personal de gobernar.

 

Y Andrés Manuel López Obrador es master en esconder señales, puede negar lo evidente y afirmar lo contrario, digamos pues.

 

El mandatario federal ya dejó en claro que en los estados, como en la presidencia, la nominación será por encuesta. El o la mejor calificado/a saldrá como su carta para la gubernatura, a la que apoyarán todos.

 

Tan es así que se mantiene cauto porque tiene la experiencia en Coahuila de lo que representa una señal mal entendida: Morena se dividió con sus aliados y han dado paso a que la coalición opositora repita en la entidad.

 

En los estados, cada vez sube más el calor por la sucesión en nueve gubernaturas. La indicación es que entre más perfiles haya es mejor para legitimar el sondeo, pero hasta ahí.

 

Lo que se diga del ritual del 5 de Mayo no serán más que interpretaciones periodísticas o propaganda de los equipos de los aspirantes. López Obrador esconde el dedazo en la encuesta, la cual se definirá en Septiembre, no en este mes.

 

Es su juego.

 

Quién será el valiente que le diga lo contrario.

 

 

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