Por Alejandro Mondragón
En Morena y sus aliados, la puja por la capital va cuesta arriba, desde aquella ola lopezobradista que les dio la alcaldía en 2018.
Varios de los destapes ocurridos en los últimos días tienen como objetivo final la llamada joya de la corona electoral que significa Puebla capital.
En otras palabras, destaparse por la grande para pelear la chica, simple.
El punto de inflexión, más allá de nombres y apetitos políticos, radica en que la zona metropolitana representa la reserva de votos de las clases medias y altas de la entidad.
En 2019, Luis Miguel Barbosa obtuvo la menor cantidad de sufragios en la capital y alrededores frente a Enrique Cárdenas. Buena parte por el desgobierno de Claudia Rivera Vivanco.
En el 2021, Morena y aliados perdieron la ciudad y las dos cholulas: San Andrés y San Pedro. El PAN se consolidó con bastión en la zona metropolitana.
La guerra de lodo que lanzan desde redes sociales las huestes de personajes ligados a Morena, interesados en posicionarse en la capital para 2024, se quedan ahí, en sus selfies y videos.
A ras de tierra se mantiene la tendencia favorable al PAN y sus aliados, por lo que salvo se registre una nueva oleada, Morena y los suyos requerirán otra vez de la Sierra Norte y la Mixteca para recaudar sufragios.
Un hecho que despresurizó enconos en la ciudad fue la llegada de Sergio Céspedes Peregrina, quien como gobernador tendió puentes, alejó fobias y acercó a personajes claves en la derecha.
Eso sumará en el 2024, aunque ciertos morenistas sigan en la ruta de dinamitar esos puentes que se construyen.