Por Alejandro Mondragón
Desde el Reclusorio Sur de la Ciudad de México, el empresario Eduardo Ramos, socio mayoritario del Grupo Entre Fuegos (La Textileria, Novo Origen, Tercera Ronda y Corner Burger) se da la vida que la protección le permite en el penal.
Dispone de dos teléfonos móviles. Uno para whatssapp (5621127483) y otro (5535400019) para llamadas. Salvo que tenga autorización oficial para ubicar a sus cómplices, no se explicaría su uso.
Desde ahí ordena el ingreso de finos cortes, damas cultas y hasta un colchón inflable recién adquirió.
El grave problema es que más de un centenar de empleados del Grupo Entre Fuegos no ha recibido el pago de sus salarios desde hace tres meses.
Las quejas abarcan los filiales en Ciudad de México, Cancún y Puebla, donde su socio principal Carlos Azomoza, usa a la Canirac para lavar su imagen.
Información en poder de Al Portador señala todo tipo de vejaciones sufridas, como acoso y obligar al personal femenino a tocar su entrepierna en los baños de los restaurantes. Si se negaban eran despedidas, si aceptaban les daba mil pesos.
El personal exige que en lugar de pagar protección en el penal mejor cumpla con sus obligaciones laborales.
Eduardo Ramos fue detenido en febrero de este año por el delito de delincuencia organizada.
Fue recluido inicialmente en el penal del Altiplano, aunque ahora se encuentra en el Reclusorio Sur, donde el pajarito canta y canta.
A sus problemas que lo mantienen preso habrá que agregar las órdenes de embargo contra sus restaurantes por adeudos millonarios por préstamos impagables ante la banca comercial.