06-05-2024 12:36:52 PM

Armenta, en la ruta de Moreno Valle

Por Valentín Varillas

 

Para promocionar por todo el país su fallido proyecto presidencial y no caer en violaciones a la ley electoral, Rafael Moreno Valle se sacó de la manga la edición de un libro de su autoría.

Un libro intrascendente, vacuo, sin mayor aportación a la vida pública nacional, pero que le resultó muy útil para instalar cientos de espectaculares con su imagen en varios estados de la República.

En su momento, las cifras más conservadoras manejaron que, para cumplir con la primera parte de la estrategia, se utilizaron cerca de 500 de ellos.

Para justificar su financiamiento, el ex -gobernador de Puebla manejó la versión de que la editorial era la que cargaba con la totalidad de los costos.

Se trataba de un perverso y muy conveniente binomio entre la razón social “Porrúa” y las personas físicas Miguel Ángel y Rafael Porrúa.

Ellos, por décadas, han sido expertos en el proceso de “venta” de la imagen y el posicionamiento de todo tipo de políticos con las más diversas reivindicaciones, para tratar de darle la vuelta a las restricciones legales que regulan este tema.

Cuando detonan los escándalos, simplemente se van echando la pelotita entre ellos, pero siempre aprovechando el posicionamiento y el buen nombre de la casa editorial con la que comparten apellido.

El tema llego a tribunales.

La Sala Regional en la materia, emitió una conveniente sentencia que establecía que en la forma en la que se promovía de “La Fuerza del Cambio”, no había violaciones al estado de derecho.

Vinieron las impugnaciones.

El tiempo pasaba y los espectaculares seguían arriba en Puebla, Campeche, Guanajuato, Quintana Roo, San Luis Potosí, Morelos, Hidalgo, Colima, Estado de México, entre otros.

La plana la corrigió la Sala Superior del TEPJF cuando revocó esa sentencia el 2 de agosto del 2017.

Es decir, el máximo tribunal en materia electoral en este país determino que los espectaculares instalados con el pretexto de vender un libro escrito por un político con aspiraciones, debía de ser tipificado como un acto anticipado de campaña.

A pesar de la contundencia de semejante antecedente, una lógica idéntica utiliza Alejandro Armenta para perfilar su proyecto político.

El libro es sobre el Litio.

Seguramente tendrá una cantidad ínfima de lectores pero le sirve para promocionar su imagen.

El pretexto es el mismo que en su momento utilizó Rafael: “no soy yo, es la editorial”.

Vaya tomada de pelo.

De entrada, no es común que en México, se promocionen de esta manera las novedades editoriales.

Ni siquiera las que han sido fenómenos mundiales en materia de ventas.

Resulta muy extraño que empresas que llevan décadas en el negocio editorial y quienes se ostentan como sus personeros, opten por echar a andar campañas millonarias de marketing para la difusión de libros con temas muy específicos, que interesan únicamente a un sector especializado de la población y que por lo mismo están condenados a tener niveles marginales de ventas.

Pésimo negocio.

Por eso, resulta evidente que hay otras dadivosas manos que le están apostando con dinero contante y sonante a que Armenta sea gobernador.

¿Y qué cree?

Que en parte, son los mismos que en su momento diseñaron y operaron una campaña similar, jugándosela por el proyecto presidencial de Moreno Valle.

A ver si ahora sí le atinan.

 

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