Por Alejandro Mondragón
Tiene razón el legislador federal de Morena, Ignacio Mier Velazco, en afirmar que “no soy Dios ni juez para juzgar panistas”, a propósito de la inclusión de operadores del exgobernador Antonio Gali Fayad a su equipo por Casa Aguayo en 2024.
Peeeero también sabe, hasta su medio de comunicación lo publicó, que en la narrativa de la Cuarta Transformación, incluido el presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo cercano –salvo el subsecretario de Gobernación, César Yáñez- que Gali es un impresentable.
Desde la campaña del 2018, como lo narró ayer el real incorrecto columnista, Gerardo Ruiz, AMLO calificó a Gali como “títere de Rafael Moreno Valle”.
¿Qué le dirá a la dirigencia nacional morenista para sumar a Gali?
En una de esas hasta Mario Marín es incorporado a su causa.
Mier tiene que contar que lo que el exgobernador Gali ha buscado es un salvoconducto para que no lo persiga la justicia por los desfalcos que dejó su gestión.
Las carpetas de investigación están en marcha, así como las órdenes de aprehensión que se libraron contra personajes muy cercanos a su gobierno.
¿Cuántos millones de dólares meterá Gali a la campaña de Mier? ¿De a cómo el kilo de impunidad?
Hay que recordar que esta alianza no ocurre hoy. El 13 de enero del 2022, Mier y Gali se reunieron en el hotel Presidente de Polanco, en la ciudad de México.
Acudieron Ignacio Mier Velazco, diputado federal de Morena; el exgobernador Antonio Gali Fayad, acompañado por su hijo Tony.
Los detalles de lo acordado sólo ellos lo saben, pero ahora queda claro que a Gali ya no le sirve el PAN y quiere cobijo en Morena, por la vía de su candidato a gobernador: Ignacio Mier.
Entre Gali y Nacho Mier siempre ha existido trato. En el 2013 con la búsqueda de la alcaldía se registró una reunión en el hotel Bodegas del Molino en Puebla.
Ahí estuvieron: Antonio Gali con el entonces gobernador Rafael Moreno Valle e Ignacio Mier con el exalcalde Enrique Doger.
El tema no era más que presionar al entonces líder sindical del Ayuntamiento, Israel Pacheco, para que dejara de respaldar al priista Enrique Agüera y se sumara con Gali.
Está claro que Pacheco no cumplió, porque acabó en la cárcel.
Años después, se volvieron a encontrar los cuatro personajes, ahora en casa de Nacho Mier, para definir acuerdos de cara a la elección por la minigubernatura, la que finalmente ganó Gali.
Donde hubo fuego, cenizas quedan.