23-11-2024 02:56:26 AM

Déjà vú

Por Jesús Manuel Hernández

 

El debut en la escena política del llamado “Instituto Mexicano para la Transformación de la Vida Pública” en Puebla trae a la memoria anécdotas y vivencias no muy lejanas con algunos ejes fundamentales que incidieron e incidirán nuevamente en la conformación de los vectores hacia la elección de 2024.

Pareciera que no sólo los hechos se repiten, también los nombres de algunos de sus principales promotores.

Van las anécdotas:

Por allá de 1986 Manuel Bartlett Díaz llegó al zócalo de la ciudad de Puebla como delegado regional de Sedesol, un cargo creado precisamente para él, con miras a proyectarlo como el candidato oficial del PRI para suceder a Mariano Piña Olaya. Y así sucedió.

A los pocos meses Bartlett fue presentado como el único capaz de ser gobernador de una entidad disputada por los grupos locales, Ángel Aceves entre otros, pero pronto encontró la forma de “apoblanarse”.

Su amiga Matilde del Mar Hidalgo, heredera de las relaciones de Mimi García Barna, la cronista de sociales de mediados del siglo pasado, su madre a fin de cuentas, era titular del INEA y le ofreció poner a un grupo de colaboradores de confianza para hacer la precampaña y campaña de Bartlett. Y así don Manuel conoció a Ignacio, Nacho, Mier Velazco, quien muy pronto se convirtió en uno de los principales colaboradores, quizá no en el primer círculo de entonces, donde estaban Jesús Hernández, Chema Morfín, Guillermo Heitler, Óscar de Lassé Avellana, Jaime Aguilar, entre otros, pero Nacho Mier si formó parte del segundo círculo y al final, del primero.

Bartlett mandó buscar a los mejores poblanos para integrar  su equipo de campaña y posibles miembros del gabinete, buscó a los titulares de las dependencias federales que pudieran ofrecerle los proyectos donde Puebla podría estar incluida.

El objetivo de Bartlett era llegar a la campaña con un documento bajo el brazo, con la premisa de la recuperación de la “grandeza de Puebla” y hacerse acompañar con los poblanos más notables.

Así salieron los nombres de Martha Gamboa, de Héctor Azar, Aarón Dychter Poltolarek, y con ellos Eduardo Macip, José Luis Flores Hernández, Luis Antonio Godina Herrera, entre otros. Con ellos llegaron personajes como Luis Benavides, amigo del arzobispo, y Rafael Cañedo a quien rodeó con los llamados “Hombres del Cambio” encabezados por Ricardo Menéndez Haces.

Algunos llegaron al gabinete, otros solo participaron en la planeación del gobierno.

Bartlett ganó las elecciones y organizó su gabinete, en dos partes, el que daba la cara al pueblo y un alterno, el círculo cercano donde se tomaban las decisiones, y ahí estuvo siempre Nacho Mier.

A Bartlett le dio resultado llegar con un documento, una propuesta de gobierno antes de las elecciones.

En cambio, otra anécdota, a Rafael Moreno Valle Rosas le dio resultado una estrategia diferente. Al no poder ser el sucesor de Melquíades Morales, ante la salida de Fernando Manzanilla del gabinete ampliado y la llegada de Mario Marín Torres y los acuerdos generados con Silerio Esparza, le dio resultado cambiarse de partido motivado por su amiga Elba Esther Gordillo y de la mano de los compromisos con Felipe Calderón, de ahí buscó la candidatura para gobernador bajo una premisa: sumar a todos los enemigos de Mario Marín, y no eran pocos, así que la estrategia de “todos contra Marín” dio resultado, el operador de esa estrategia y de muchos de los acuerdos fue Fernando Manzanilla Prieto.

Han pasado los años y los personajes se repiten, el déjà vú pareciera tener un espacio en la política local.

Nacho Mier busca ser gobernador y sienta en la mesa Manzanilla a Godina, a Luis Benavides, a Antonio Hernández y Genis, a Juan Pablo Piña, Adela Cerezo, David Villanueva, etcétera, todos ellos representantes de los grupos de poder político desplazados en Puebla en los últimos años, y con un especial tono para el observador, fueron colaboradores de los gobernadores de Bartlett a la fecha, es decir, representan a lo que se ha decantado de la “clase política poblana”.

Nacho Mier está mandando un mensaje, todos tienen cabida, siempre y cuando no estén en el bando contrario, o sea que no representen al “barbosismo”, dicho de otra forma, las posiciones en el tablero de la sucesión estarán pasando no solo por las encuestas de Morena, también por los estrategas internos y los asesores externos, los expertos en comunicación política, quizá de aquí o de allá, pero seguramente con experiencia en el manejo de temas en el Estado de Puebla.

Todo ello descansará en dos personajes, Fernando Manzanilla a cargo del trabajo de tierra y Luis Antonio Godina Herrera quien será el responsable de preparar el documento de propuesta de gobierno. Así las cosas el 2024 se pone interesante.

O por lo menos, así me lo parece.

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