Por Alejandro Mondragón
Colocarse como puntera de la sucesión presidencial para el 2024, confirma que Claudia Sheinbaum dispone ya de las estructuras políticas en buena parte de los estados.
En otras palabras, Andrés Manuel López Obrador dejó en manos de los gobernadores morenista cobijar a la carta más cercana al pueblo y que responde a los intereses de la Cuarta Transformación.
Ya se despegó de la carrera sucesoria. Tiene la etiqueta de la candidata a vencer. En 2023, otros aspirantes como Marcelo Ebrard recorrerán los estados para posicionarse de cara a la encuesta del partido.
Peeeero salvo las entidades federativas en manos de gobiernos opositores a la 4T, la mayoría de los morenistas ya resolvieron por Claudia Sheinbaum.
Mientras Adán Augusto López recorría el país para promover la reforma constitucional para la permanencia del Ejército en las calles hasta 2028, Sheinbaum recibía a la par el apoyo de las estructuras estatales.
Eso marcó la diferencia. El grave problema radica en la oposición, pues no hay una figura visible que pueda competir contra Morena. Falta tiempo sí, pero el grupo en el poder sigue en su estrategia de exhibirla como traidora e interesada en volver al pasado de corrupción.
Está claro que impacta más el discurso de polarización para dejar en claro que: o se consolida la 4T o regresan quienes saquearon al país. Es más, las cartas de AMLO ya preparan su debate, mientras la oposición sigue sin hallar el rumbo del 2024.
La oposición no encuentra el antídoto para frenar a la 4T en los estados donde ya están las redes lopezobradorista en la operación de la calle.
También el tiempo avanza inexorablemente.
