Por Jesús Manuel Hernández
Una magnífica jugada ha favorecido o puesto al descubierto la capacidad del presidente López Obrador en el escenario más cercano a la sucesión de 2024. Si fuera un juego de billar alguien podría calificar lo sucedido en las últimas semanas como una “jugada de rambersé” sobre la banda larga, el tema de dejar al Ejército hasta 2028, cuatro años más después de dejar el poder.
La legisladora del PRI Yolanda de la Torre pidió licencia y fue “premiada” con la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Durango. De ella salió la idea de ampliar hasta 2028 la presencia del Ejército.
El impresentable Alito Moreno dejó de ser “ventilado” en los Martes del Jaguar a cambio de romper la pretendida “alianza” “Va por México” dejando descobijados al PAN y al PRD.
Miguel Ángel Osorio Chong perdió el control de la casi hermética bancada en el senado y la primera traición la recibió del grupo escondido en el poder por décadas del mismísimo jefe Manlio Beltrones.
Varios peones, algún alfil, un caballo y quizá el planteamiento de la vuelta del viejo PRI acomodado en la 4T de la mano de las alianzas, para impedir el regreso del PAN a Palacio Nacional.
Quizá la parte menos atractiva del análisis sea buscar el porqué de la prolongación de las fuerzas armadas en las calles, legalmente hablando, más bien la repercusión, el descalabro para quienes buscaron forjar en “Va por México” la alternativa de una verdadera oposición con capacidad de arrebatarle a la 4T el poder en las próximas elecciones. Se adivina una suma de fuerzas, las de los militares de élite con los operadores presidenciales en el “reacomodo” de los personeros de los grupos del viejo PRI en aras de proteger sus cotos y aumentar en algo su influencia.
Se adivina que los grupos del tricolor están más divididos que cuando Roberto Madrazo encabezó la candidatura presidencial o cuando José Antonio Meade fue “usado” por Peña Nieto para apaciguar a los técnicos y dejar paso libre a López Obrador, en aras, según parece, de “salvar el pellejo”.
AMLO y SEDENA son unidad, pareciera ser la señal. Y seguramente es derivada de las reuniones previas a las mañaneras donde según parece las fichas que se juegan tiene muy pocos apostadores en contra de la “banca”.
Y mientras eso pasa en el orden nacional, la figura de Alejandro Armenta Mier creció, se proyectó, recibió reflectores y por supuesto ayuda en eso de la percepción de “espejito, espejito, dime quién es el más conocido”.
Ciertamente Mier se alza como el político más conocido en el Estado de Puebla, con lo cual se perfila como aspirante serio al 2024, por lo menos para el grupo de la 4T local, porque en el ámbito nacional las cosas son diferentes y la última jugada no se ha puesto sobre la mesa, faltan algunos tiempos que cubrir.
En este escenario es que hay una especie de “informitis”. Senadores, diputados federales, diputados locales, presidentes municipales y hasta regidores, aprovechan las fechas de informar para capturar la lente del fotoperiodista, la visión de la sociedad y aumentar la percepción de quién va por delante en la carrera.
Esta “informitis” deja al descubierto limitaciones intelectuales, acarreos al viejo estilo del PRI y pocas, muy pocas oportunidades de cuestionar la gestión de tal o cual político.
Si en el orden nacional la alianza ha recibido un fuerte golpe, ¿cómo se explica que en la aldea el Presidente Municipal Eduardo Rivera Pérez haya convocado a una nueva y fuerte alianza con todos los partidos políticos?
La llamada “mega alianza” intenta sentar del mismo lado de la mesa al PAN, al PRD, el PRI, Movimiento Ciudadano, Pacto Social de Integración, Compromiso por Puebla y si se puede a los sectores sociales y sindicales laborales y patronales. Toda una bomba para la estructura de la 4T.
Y en ese mismo sentido en la aldea aparece una declaración que pretende terminar con otro rumor, creciente, alarmante para los “duros” de la región. Agustín Guerrero Castillo, secretario general de Morena en Puebla, calificó como “falsa” y derivada de la “politiquería” la supuesta versión que corre en los pasillos de algunas oficinas públicas de Puebla: Barbosa prefiere a Rivera Pérez que a otro candidato, para gobernar Puebla.
La versión apareció hace varias semanas ante el enfrentamiento entre Nacho Mier y Alejandro Armenta y ante la escasez de corcholatas locales con posibilidades de competir y ganar.
Fue entonces cuando el cotilleo del “hoyo 19” en el campo de golf, empezó a darle cabida a las versiones de que Barbosa habría planteado negociar el Congreso del Estado, la mayoría claro está, y dejarle el camino libre a Rivera Pérez y al mismo tiempo cerrarle las puertas a las corrientes de Nacho Mier que están creciendo. Un protocolo ya cumplido en esa visión fue la llegada del abogado Carlos Palafox Galeana al TSJ.
El operador de esa interesante propuesta podría ser el conocido Jorge Estefan Chidiac, quien tendría en su haber una de las posibles negociaciones más interesantes de su vida, hacer ganar a un candidato del PAN, avalado por el PRI poblano, el PRD y el afecto y el poder del gobernador, con el único fin de garantizar la formación de un nuevo bloque político.
¿Qué recibiría a cambio don Jorge? En el hoyo 19 las apuestas están a la alza.
O por lo menos, así me lo parece.