19-04-2024 03:28:32 PM

Las rémoras de la falsa izquierda poblana

Por Valentín Varillas

¿Qué es realmente ser de izquierda?

Miles de respuestas probables existen en el menú.

Todas diferentes, opuestas y en algunos casos, hasta mutuamente excluyentes.

Sin embargo, si revisamos la historia política de Puebla vamos a encontrar una constante que ha permanecido vigente por décadas, pero que se esperaba cambiaría una vez que quienes se asumen como auténticos paladines de esta ideología, ya forman parte del partido en el poder.

La mutación no se ha dado, ni se va a dar.

Al contrario.

El proceso de institucionalizar a Morena, de convertirlo en un órgano colegiado apegado a estatutos, afecta directamente sus intereses y sus canonjías.

Saben que, históricamente, han ganado mucho más desde la clandestinidad.

Esa que no salía de los cafés.

Que no hace ni hizo jamás un trabajo social real, efectivo.

Que nunca convenció a las mayorías.

Que vive de aquel anquilosado discurso del victimismo, cuando en los hechos se pegaban como rémoras al poder, a ese mismo que en teoría criticaban.

Sabotearon por años la posibilidad de convertirse en una opción seria, desde el punto de vista electoral, simplemente porque no saben ni entienden del tema.

Y esta condición- faltaba más- suponía trabajo, mucho trabajo.

Son caníbales acostumbrados a moverse bajo la lógica del tribalismo y la traición.

Sacarlos de su zona de confort y obligarlos a meterse de lleno a la operación a favor de ese pueblo al que dicen deberse y defender.

Prefirieron deambular como zombis, convocando a soporíferas ruedas de prensa que algunos medios atendían por cortesía y que les abría la puerta para que alguna instancia o algún mecenas, se compadeciera de ellos y financiara la publicación de sus libelos.

Todo cambió con la llegada de López Obrador.

El triunfo en el 2018, lejos de favorecerlos operó en su contra.

Perdieron ganando, porque ahora sí, ya gobernando el perfil que representa su ideología y signo político, ya no hay materia prima para la victimización.

Y por lo mismo, se terminó el negocio.

Se acabaron los privilegios.

Sus herederos son y han sido un fracaso al momento de dar resultados concretos en el ejercicio de gobierno.

Parásitos que desde la comodidad de una oficina no estuvieron a la altura de las responsabilidades inherentes a su cargo y conscientes de su ineptitud, optaron mejor por hacer negocios al amparo del poder. 

Hoy están enloquecidos porque saben que no tienen la riendas de la sucesión.

Y ponen cualquier pretexto para descarrilar al proceso.

El tema del agua les vale madres.

Como en su momento les valió madres también la pobreza, la injusticia social, la miseria y la discriminación.

Todos ellos términos infaltables en sus discursos, escritos, diatribas y filosofía de vida.

Aburridos lugares comunes que se quedaron ahí, en el mundo de las ideas y que jamás fueron capaces de aterrizar en hechos comunes.

El presidente López Obrador los conoce de sobra.

Ya les dio la oportunidad de demostrar lo que valen en términos de política real.

Más allá del 2018 en donde, alegres, se colgaron de su arrastre, carisma y capacidad para sumar votos.

En el 2021 les otorgó la facultad de llevar mano en la elección de candidatos en lugares tan importantes como el gobierno de la capital.

Fracasaron, y de qué manera.

El ridículo fue mayúsculo.

Una derrota por 21 puntos porcentuales : 170 mil votos, es hoy su única su carta de presentación.

¿De verdad hay manera de que tengan algo que ver en la definición de la estrategia electoral para ganar Puebla en el 2024 y abonar así al triunfo del candidato de Morena en la presidencial?

Siguen apostando por la compadrazgo, el amiguismo y el influyentismo como estrategias de supervivencia política.

Al dedazo centralista que los saque de su inanición.

No han dimensionado la importancia que tiene para Palacio Nacional la próxima elección y lo poco que realmente abonan en lo político para ganarla.

 

 

 

 

 

 

About The Author

Related posts