Por Alejandro Mondragón
La oposición ya se partió en dos, de cara a la antesala (elecciones del 2023 en el Estado de México y Coahuila) de la madre de todos los comicios: 2024.
La alianza Va por México enfrenta la cruda comicial en la que perdió 4 de seis gubernaturas. Un bastión priista, Hidalgo; y un reducto panista: Tamaulipas.
Todos voltean a ver el fracaso que representan las dirigencias del PRI, PAN y PRD, hoy sumergidas en el desdoro político.
Huele a muerto político, particularmente en el tricolor con Alejandro Moreno, a quien sus promotores dejaron en el abandono.
El PAN que presume Aguascalientes como su nueva fortaleza cree que “hay tiro”, la pregunta con quién, pues Morena obtuvo solo (sin incluir al Verde Ecologista y Partido del Trabajo) más votos que toda la alianza opositora en los seis estados donde hubo comicios.
Sin línea discursiva, oferta de gobierno alterna, Va por México se desangra internamente, al grado de reclamar, exigir, a Movimiento Ciudadano se sume a su causa.
El problema es que los líderes del partido naranja ya se dieron cuenta que la alianza PRI, PAN y PRD no va a ningún lado, por lo que comenzaron a construir una “nueva oposición plural”.
Recurren a exgobernadores de todos partidos, quienes han dejado una estela de corrupción e impunidad en los estados que encabezaron. Ahí están los expedientes en Morelos con Graco Ramírez y Marco Antonio Adame (eternos enemigos) o Ángel Helado Aguirre y Héctor Astudillo en Guerrero y el caso Ayotzinapa o Arturo Núñez en Tabasco.
Movimiento Ciudadano lo único que hace es quebrar más a la oposición y allanar el camino para que Morena revalide su hegemonía en el 2024.
Esos son los demócratas que pretenden frenar a la 4T.
¿Y luego?
