Por Alejandro Mondragón
El llamado cuarto poder (los medios) gozó en sexenios anteriores de privilegios e incluso hasta fuero para ser intocable.
Máxime si prensa, radio, televisión y ahora medios digitales formaban parte de la corte de aduladores del poder en turno.
Llegó el gobierno de la Cuarta Transformación con Luis Miguel Barbosa y se acabaron las prebendas, los apoyos económicos por debajo del agua y procedió a retirar la red de protección que se brindó a incondicionales.
El caso del dueño de Cambio, Arturo Rueda, bien vale enmarcarlo en los tiempos en que lo que ayer le permitió eludir, ahora no, precisamente porque se acabaron los intocables en todos los ámbitos.
Fiscales y autoridades judiciales han procedido incluso contra personajes que sirvieron al propio gobierno. Ahí está secretarios como Guillermo Aréchiga Santamaría o el auditor Francisco Romero Serrano y otros más.
Lo de la denuncia por extorsión que le imputa el diputado priista Jorge Estefan a Rueda jamás procedió (desde 2015) hasta ahora que ocurrió su encarcelamiento.
Si resulta responsable o no, serán las autoridades las encargadas en sancionar con el debido proceso.
Pero el punto es que esa red de protección que tuvo ya no existe. Es la diferencia.
Vaya mensaje para todo aquel que creyó que sus alianzas con el poder o acrecentar fortunas le permitían gozar de privilegios.
FEMINICIDIO
Con perspectiva de género se investiga el asesinato de la abogada Cecilia Monzón, dejó en claro ayer el gobernador Luis Miguel Barbosa.
El mandatario estableció que para su administración la ejecución de Monzón fue un feminicidio.
Tales conceptos resultan cruciales, porque legalmente se impedirá la re victimización de la defensora de derechos de la mujer.
Se espera que pronto haya respuestas, pues el mandatario anticipó que ya se encuentran muy avanzadas las indagatorias para hallar a los responsables materiales y, quizá, intelectuales del feminicidio.