20-04-2024 02:13:33 AM

Lalo-Pablo; la reconciliación

Por Valentín Varillas

 

Se han odiado alegremente, desde hace varios años.

Razones existen y han existido de sobra.

Primero, la disputa interna por hacer los méritos necesarios para ser ungidos como parte de los nuevos liderazgos de El Yunque.

Después, en el reparto de posiciones en la negociación entre el panismo dogmático, el “auténtico”, ante la llegada al partido del priista Rafael Moreno Valle.

Cómo transitar con el supuesto enemigo, cuando desde la presidencia de Calderón te ordenan semejante imposición.

La Organización, ante la rotunda negativa de Ana Tere de ir en fórmula por la alcaldía con RMV, optó por Lalo Rivera.

Pablo Rodríguez Regordosa sentía que la posición le pertenecía por derecho.

Por ser, simple y sencillamente, además de poblano de nacimiento, miembro honorario de las familias custodias.

Y exigió posiciones.

En el cabildo, por ejemplo.

Llegó el momento en el que Rivera Pérez fue rehén de su propio cuerpo edilicio.

Pero además, a Pablito le dejaron imponer a Ignacio Acevedo Ponce de León en la Secretaría de Obra Pública Municipal.

Incondicional de los altos jerarcas de la ultraderecha, se había insertado en el gobierno municipal para favorecer con contratos de obra pública a las constructoras del ala yunquista cercana a Pablo -incluyendo a las propias empresas familiares-  y desde ahí, empezar a hacerse de los recursos necesarios para financiar la campaña de Rodríguez a la presidencia municipal.

Y es que, entre los acuerdos que Moreno Valle jamás le cumplió a los panistas, fue la promesa de mantener el control de la presidencia municipal de la capital.

Eduardo jamás permitiría que fuera Pablo su relevo.

Acevedo fue tan burdo en su operación, que de inmediato fue decapitado por el alcalde, quien designó a Felipe Velázquez, hombre de todas sus confianzas y quien sin duda iba a aprovechar la posición a favor de los intereses económicos y políticos de Rivera Pérez.

Luego, el rompimiento de Pablo con el panismo dogmático y su natural transición al morenovallismo incondicional.

Rodríguez Regordosa fue uno de los principales promotores y matraqueros del proceso iniciado en contra de Rivera por el congreso del estado, ordenado tajantemente desde la oficina principal de Casa Puebla.

Apenas, en la coyuntura de la selección de candidatos del PAN para el 2021, de la mano de Genoveva Huerta y compañía, Pablito hizo hasta la imposible por impedir que Eduardo fuera, otra vez, la carta del blanquiazul.

No les salió.

Sin embargo, al igual que pasó con Genoveva, próximamente veremos un enternecedor pero a todas luces falso acercamiento de dos enemigos irreconciliables para, en su lógica, enfrentar a un enemigo en común: el gobernador Barbosa.

En su presupuesto electoral, sienten que “juntos” pueden pelearle a Morena la gubernatura del estado y seguir con el control de la presidencia municipal.

Por eso los negocios y las prebendas como signo de buena voluntad.

Lástima que, en los hechos, se vayan a conjugar tantos y tantos factores que muy probablemente echen por tierra semejantes sueños de opio.

Y es que, reza la sabiduría popular que “quien traiciona una vez, traiciona siempre”.

En esta nueva coyuntura: ¿cuál de estos dos tirará la primera piedra?

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