24-04-2024 01:24:44 AM

Educación: auténtica prioridad en Puebla.

Valentín Varillas |

 

No, en Puebla no se va a cancelar el Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC).

Ese que beneficia a más de 93 mil alumnos.

Y utilizar el término “beneficiar” tal vez es quedarse muy corto: la realidad es que auténticamente les cambia la vida, para bien.

A ellos, a sus familias y hasta a su entorno.

El PETC ha sido fundamental para mejorar el rendimiento de los alumnos de las escuelas públicas de educación básica.

Su operación se centra en la ampliación de las horas en que los niños van a la escuela.

De esta manera, reciben distintos servicios e insumos como por ejemplo, alimentación para ellos y sus maestros.

Esto es fundamental en comunidades rurales y urbanas de escasos recursos.

Recibir de manera gratuita comidas balanceadas representa, además de un beneficio en términos de salud, un gasto menor para miles de familias.

El programa también brinda capacitación permanente para el personal directivo, docente y de apoyo a la educación, además de que provee material didáctico y equipo de cómputo, fundamentales como apoyo a la educación.

Otro de los objetivos prioritarios del mismo es el acondicionamiento óptimo y las mejoras de los espacios escolares.

Escuelas y salones dignos para que los niños puedan recibir instrucción en las mejores condiciones posibles.

Un programa que, de acuerdo a cifras del Coneval, el 91% de los padres de familia de los alumnos beneficiados y el 92% de los trabajadores al servicio de la educación, consideran que ha sido “fundamental para mejorar la educación de los alumnos” 

Por eso, hay que celebrar que, a diferencia del gobierno federal que inexplicablemente decretó la muerte de este Programa, en Puebla se siga llevando a cabo.

Ahora se tendrá que financiar con recursos estatales.

Y es que, más allá de cuestiones políticas, de partidos o ideología, desde el primer día de su gobierno Miguel Barbosa dejó muy claro que la educación iba a ser una de las prioridades más importantes de su gobierno.

Y en un análisis frío, cuantitativo y cualitativo, se determinó que los beneficios que ha arrojado aquí la aplicación del (PETC), bien vale el esfuerzo en materia presupuestal.

Las ventajas de tener finanzas sanas, a pesar de la enorme deuda pública heredada por las administraciones panistas, para vendernos espejitos generando obras faraónicas, muchas de ellas inservibles y otras más que a pesar de su enorme costo, se caen a pedazos.

Qué mejor manera de invertir el dinero público que en la educación y formación de los niños poblanos.

Sin reflectores, sin intereses de tipo político, vamos: sin tanta mamonería.

Inversión real, auténtica, útil, en un rubro fundamental para sentar las bases de nuestro futuro a mediano plazo.

De eso se trata ¿o no?

De privilegiar lo importante y dejar a un lado el adorno, la filigrana, la simulación.

Hay austeridad en el gasto público, por eso se puede hoy financiar un programa con estos alcances, más no hay “austericidio”, como en el gobierno federal.

Es decir, en Puebla no se deja de gastar en lo importante, vendiendo en el discurso público ahorros inexistentes.

Habrá quienes quieran, a partir de esta decisión, amarrar navajas en términos de la relación entre el gobernador Barbosa y el presidente López Obrador.

Esa que se basa en el respeto absoluto, más no en la sumisión.

Van a fracasar.

El estado tiene la autonomía legal para darle continuidad a una política pública que las autoridades poblanas consideran que debe de continuar, sin que esto represente una afrenta para el titular del ejecutivo federal.

Este programa educativo no va a ser, ni de broma, un tema que pudiera poner en riesgo el trato, la interlocución y el trabajo conjunto que se realiza entre niveles de gobierno, en otros rubros importantes como la salud o la seguridad pública.

Se trata, simplemente de puntos de vista diferentes.

Esos que siempre son sanos y enriquecen la vida pública y el debate nacional.

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