Por Alejandro Mondragón
Carlos Couttolenc López ya confirmó públicamente que sí va en su proyecto para convertirse en presidente del Consejo Coordinador Empresarial, en sustitución de Ignacio Alarcón.
El dirigente de la Cámara de la Industria Textil (Citex) en Puebla ratificó que ha sostenido reuniones y acercamientos con empresarios para formalizar su propuesta, una vez se emita la convocatoria correspondiente.
Sin duda que la apuesta de Couttolenc motivará a la aparición de otros contendientes, pero sin el respaldo del gran capital que invierte y genera empleos.
Todo es una cuestión de tiempos.
¿Cuáles? Pues los que establecen los estatutos, pero nada más.
La interlocución entre líderes de cámaras y agrupaciones patronales está rota. En las distintas áreas del gobierno local no existe relación institucional. Se ha recurrido directamente a empresarios y capitanes de empresa para impulsar el plan “Puebla Revive”.
Con el CCE porque sus líderes acuerdan una cosa y hacen otra; con la Coparmex por su beligerancia barbofóbica; y con la Canirac por sus abusos y pretender privilegios para su grupito.
Tal es la crisis de presencia empresarial en la entidad en la toma de decisiones públicas que organismos como el influyente Consejo Mexicano de Comercio Exterior, capítulo Puebla, no está afiliado al CCE.
Ellos prefieren tratar sus proyectos y problemas directamente con el gobierno del estado, sin recurrir a la representatividad de membrete.
Está claro que los tiempos van a poner a todos en su lugar, pero lo más importante abrirá esa interlocución hoy perdida con las autoridades, no por malos entendidos, sino por mala leche patronal.
Al grupo que hoy detenta algunas posiciones en cámaras y organismos se la acabará la fiesta y quedará aislado.
No se olvide que las cámaras son de interés público, reguladas por la Ley, y reciben por obligación recursos privados, cuyas cuentas tienen que explicar.