23-11-2024 01:49:08 PM

El parteaguas de la pandemia

Por Valentín Varillas

 

Esta cuarta ola del Covid, será determinante para definir qué 2022 tendremos en materia de pandemia en nuestro país.

Los índices de contagio crecen de manera exponencial, como en todo el planeta, los índices de movilidad social son prácticamente los mismos que antes de que apareciera el virus.

Ya no hay encierro y los sectores económicos operan, la gran mayoría, sin restricciones.

Aunque se ha masificado el uso del cubrebocas y gel, el famoso distanciamiento sociales ya es inexistente.

Todo lo anterior podría significar, como lo fue a mediados del año pasado, una tormenta perfecta con saldos potencialmente catastróficos para el país.

Sin embargo, el factor vacunas hace que el horizonte no parezca tan oscuro.

Y no son solo buenos deseos, sino números fríos.

El caso de Puebla es un claro ejemplo.

Las cifras oficiales no dejan lugar a dudas.

Ayer se presentaron 493 nuevos contagios, un nivel que en los dos años anteriores prendió todos los focos rojos en materia de salud, que generó la saturación de hospitales –públicos y privados- en prácticamente todo el estado y con un índice de mortalidad local que estaba cercano al 13%, mayor inclusive a la media nacional.

Ahora, con este número de nuevos contagios, solamente 109 enfermos han requerido de atención hospitalaria y 11 de ellos apenas, se reportan graves.

Dos poblanos perdieron la vida por enfermedades relacionadas con el virus.

Sí, es un panorama completamente distinto.

Y se explica, simplemente, por el importante avance en el número de personas que han completado sus esquemas de vacunación, incluyendo las que ya cuentan con el refuerzo.

Aunque se molesten los oscurantistas del siglo XXI, los que de manera sistemática, ya sea por superchería, superstición o por creencias religiosas se han negado a recibir una vacuna, la ciencia dura, la real, la que históricamente ha dado los pasos más grandes en el desarrollo de la humanidad nos ha demostrado que el único camino efectivo hacia la superación de la pandemia pasa por la vacunación.

Por mucho que caigan en el autoengaño, la verdad es que no hay de otra.

Se trata de un tema de responsabilidad social, concepto que evidentemente no conocen ni de cerca.

El problema real es que, su irresponsabilidad ha ido mucho más allá.

Hoy, con toda facilidad, han recurrido a la falsificación de pruebas o bien de certificados de vacunación, para no quedar marginados de actividades sociales, como viajar.

No les importa que, con estas acciones, estén poniendo en riesgo a miles de personas a las que potencialmente pueden contagiar.

Es necesario, urgente, que la autoridad combata la falsificación de estos documentos, que hoy son la única herramienta efectiva que existe para determinar el estado de salud de una persona en estos tiempos de pandemia.

Se trata de una acción criminal, cuando la enfermedad le ha costado al país más de 300 mil muertos oficiales y seguramente muchos más que se han escapado al registro.

No queda más que esperar que la realidad sea de una contundencia tal, que se decidan a recibir la vacuna.

Que se abran a  argumentos científicos y dejen atrás mitos, falsedades y mentiras.

Los antivacunas, en México y en el mundo, son actualmente el obstáculo más difícil de sortear y el freno al enorme esfuerzo que realizan gobiernos y sociedad para lograr lo que en teoría todos deseamos: regresar a la normalidad.

       

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