Por Valentín Varillas
Optimistas podemos ser los poblanos, en términos de la nueva relación entre niveles de gobierno que se inaugurará el próximo 15 de octubre, una vez que Eduardo Rivera llegue nuevamente a la presidencia municipal de Puebla.
Las frecuentes reuniones que se han dado con el gobernador Miguel Barbosa, han tenido siempre como eje central el poner las necesidades de la capital antes que cualquier otra cuestión, incluso de orden político-electoral.
Hay coincidencias en la importancia de un trabajo conjunto que sienta las bases para avanzar en cuestiones fundamentales como la seguridad pública, o el mejoramiento y la generación de infraestructura.
Imposible pensar que por sí solos, puedan existir resultados concretos en estos rubros que, sobra decirlo, son dos de las principales exigencias de los habitantes de la ciudad.
Con toda claridad y abiertamente, estos y otros temas se han puesto sobre la mesa, acompañados del compromiso de mantener un diálogo permanente y respetuoso como columna vertebral de la coexistencia.
Los infaltables agoreros del desastre no creen en lo anterior.
Adelantan una rápida fractura, bajo la lógica de la coyuntura electoral del 2024, cuando se dé la renovación de la gubernatura.
Ignoran tal vez que este tema también ha sido hablado, abiertamente y con toda claridad.
Y que si bien, será un factor real que incidirá en muchos aspectos de la vida pública local, está platicado que en este momento, antes que los colores y los partidos, que las calenturas personales o los proyectos políticos individuales, lo que urge hoy es priorizar las necesidades de Puebla y los poblanos.
Imposible, a estas alturas, tener certezas absolutas sobre si esta relación de colaboración y entendimiento va a mantenerse hasta el fin de la relación.
Dependerá únicamente de los encargados de llevarla a buen puerto.
Sin embargo, las señales han sido buenas, muy buenas.
Inclusive mejores de las que en su momento hemos visto con gobernadores y presidentes municipales emanados de un mismo partido.
Sí, aunque no le guste a algunos, hay razones para ser optimistas.