Por Alejandro Mondragón
El exrector de la entonces UAP, Luis Rivera Terraza, decía que cuando se habla de negocios en Puebla hay que referirse sólo a Manuel Espinosa Yglesias y José Chedraui Alam, porque lo demás es pura morralla.
Eran los tiempos en que empresarios poblanos se enfrascaban en la lucha de los Fuas contra los Carolinos; es decir, más ocupados en la ideología y la grilla que en invertir en el estado.
A diferencia de Monterrey, donde el gran capital regio se organiza para formalizar proyectos y generar inversiones, ahora para poner gobernadores, el poblano hace sus negocios fuera de la entidad.
Por algo, después de los autos de la Volkswagen, lo que más se ha exportado es el capital poblano. No lo aplican en el estado.
Y entonces los organismos empresariales se ha convertido en un criadero de grillos de la política y contestatarios del poder.
El Consejo Coordinador Empresarial que aglutina a las principales cámaras y sindicato patronal ha perdido representatividad y cuando a sus líderes les da por el negocio, entonces suelen fracasar.
Ahora está el caso de My Residence, proyecto que albergaría la nueva del CCE, cuyo terreno entregado en comodato tendrán que devolverlo al gobierno, porque en 17 años simplemente no han invertido nada y el predio se presta a la especulación.
Peeeero no es el único caso de fracaso en los negocios y decisiones de inversión de la cúpula empresarial, en los últimos sexenios.
Está la mala inversión que se hizo en el grupo de Liquidez Empresarial Factorizada, cuya alianza con Banesto de Mario Conde acabó quebrada. El banquero español encarcelado por fraude.
Integradora de la Vivienda fue otro modelo de no negocio que terminó por dejar a miles de empleados sin casa, a pesar de los favores recibidos por el Infonavit.
La Junta de Mejoras que sólo sirvió para las fobias del entonces gobernador Mariano Piña Olaya contra Guillermo Pacheco Pulido. Con el paso del tiempo, en la exigencia de rendición de cuentas se encontraron malos manejos.
El Consorcio empresarial de Puebla para la Construcción que se formó para las mega obras del sexenio de Manuel Bartlett demostró que la cúpula patronal no invertía, sólo recibía favores del poder y ni así respondían.
El Proyecto Milenio de Melquiades Morales para la construcción de carreteras, colectores pluviales y parques industriales acabó en un sonoro fracaso, ante la presión ejercida por campesinos, encabezados por el llamado Concho Colotla.
Ahí los empresarios de la cúpula invertirían y se encargarían de los trabajos.
Y la Célula, proyecto de puerto seco, avalada por el sector, como parte del consejo que administraba el impuesto sobre nómina con Mario Marín, acabó en un desastre.
Así de plano no se puede. Pero eso sí, luego se quejan de todo, pero no invierten.