Por Alejandro Mondragón
Al presidente Andrés Manuel López Obrador le cerraron sus cartas para la sucesión del 2024, peeeero ya sacó su comodín.
La desgracia mortal en la línea 12 del Metro de la Ciudad de México representó un desastre político para sus dos fichas principales: Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno; y el canciller Marcelo Ebrard.
El mandatario también ha mencionado a Esteban Moctezuma, Juan Ramón de la Fuente y a Tatiana Clouthier, como parte de la baraja sucesoria.
López Obrador buscará de sucesor a quien considere su hechura, represente los ideales de la 4T y esté comprometido a darle seguimiento a su proyecto.
Y Moctezuma, de la Fuente y Clouthier no reúnen el perfil, por más que estén en la baraja.
Sin embargo, parece que ante el escenario complicado que se avecina, pues todo apunta que como ya lo dijo el senador Ricardo Monreal: estoy acostumbrado a jugar también por fuera, optó por la carta de gobernadores.
Y encontró en Alfonso Durazo, mandatario electo de Sonora como la ficha más viable para empezar a cuidar, como se hace con el comodín: usarlo siempre que sea necesario y en el momento oportuno.
La reunión que sostuvo en Palacio Nacional se encuadra en el interés presidencial de ampliar sus fichas con los suyos.
Fue con el primero de los ganadores morenistas que recibió a la vista de todos.
Sheinbaum y Ebrard van cuesta arriba en la guerra política con Monreal en la que López Obrador será quien decida, resuelva.
Y el mensaje llegó desde Palacio: hay otra carta, Alfonso Durazo.
Faltan tres años para la sucesión presidencial, pero los golpeteos se van a intensificar.