Por Rodolfo Rivera
Candidatos asesinados por todo el país. Actos de violencia en encuentros y mítines de candidatos. Violencia verbal exacerbada en redes sociales. División interna en todos los partidos, con impugnaciones y contra impugnaciones de candidaturas, dejando bola de enojados y con rencor inocultable contra el que sí se quedó con la nominación. Gobiernos de diferentes niveles enfrentados, aunque provengan del mismo partido. Spots partidistas con ninguna propuesta, solo atacando al adversario. Ataques mediáticos contra candidatos o partidos todos los días, de acuerdo a la filiación o arreglos de los dueños y directivos. Temor fundado de que haya violencia o conflictos el día de las elecciones. Vaya, hasta familias divididas por razones partidistas.
¿En serio eso queremos de nuestra incipiente democracia?
Efectivamente, la mayoría de cosas que están sucediendo en el México del siglo XXI las teníamos que vivir, pues durante décadas hubo una calma sosa provocada por la dictadura de un partido hegemónico. Había paz electoral… pero fraudes fácticos que no se daban a conocer pues la opinión publicada la controlaba el propio sistema de gobierno.
Bueno, ahora tenemos democracia, competencia partidista y alternancia efectiva en todos los niveles de gobierno. Pero nos acercamos peligrosamente a una democracia muy “latinoamericana”, donde suben y caen presidentes sin completar gestiones, hay denuncias y renuncias cotidianas de cualquier nivel de gobierno, mandatarios en la cárcel o denunciados… pero también pueblos enfrentados entre sí y con violencia consuetudinaria en las calles por la enorme atomización social y una balcanización interna en cualquier país.
Sí, son sistemas democráticos… pero con escaso crecimiento económico y con pocos avances en cultura y educación.
En México hoy están enfrentados claramente dos bandos y ojalá solo sea en las urnas: Los mexicanos que votaron por Andrés Manuel López Obrador y siguen apoyándolo y defendiéndolo y con él a sus candidatos y partido; contra los mexicanos que simplemente no soportan al Presidente, no votaron por él y desde luego no quieren que MORENA vuelva a ganar ni la mayoría del Congreso federal ni los cargos ejecutivos más importantes en los Estados (Gobernadores y Alcaldías).
Y está bien, reitero, mientras sea en los cauces de participación electoral y no por la vertiente violenta de los enfrentamientos y conflictos post electorales.
He leído tonterías de gente que propone de plano que debería haber un golpe de Estado para ya “tirar” al nefasto AMLO… sin recordar que él es Presidente porque más de 30 millones de mexicanos lo quisieron. Hoy seguramente ha disminuido el porcentaje tan grande por el que obtuvo la victoria, pero sigue estando aprobado por la mayoría de la población y sigue habiendo una tendencia favorable a su partido en las próximas elecciones.
Pero sus críticos piensan que todos los mexicanos ya no lo quieren y las redes sociales se incendian… cuando eso no ocurre entre la población común y corriente que no vive tan obsesionada por los “likes” y los “compartir”. Para ellos el Presidente los vacunó y “está del lado de los pobres”.
El problema, siempre repito, es que esos enfrentamientos se salgan de control y ante un resultado que no guste o no estén de acuerdo quienes pierdan, se desate un ambiente de violencia y enfrentamientos mayúsculos, donde candidatos que no estén de acuerdo con las tendencias lancen a sus seguidores a la violencia post electoral. No estoy exagerando: He sentido el ambiente político-electoral en 8 Estados de la República en este proceso electoral y sé de lo que hablo.
Hay malestar, encono ideológico, pleitos internos en partidos, gente harta de los políticos… y crimen organizado al acecho que desde luego también quiere influir y poner o quietar candidatos para que los dejen “trabajar” a gusto en sus distintas zonas de influencia.
México se está pareciendo mucho a la Colombia de los años 80´s del siglo pasado, donde había democracia sí, y leyes muy avanzadas para su tiempo… pero medio país controlado por la guerrilla y la otra mitad por los cárteles del narcotráfico. Asesinatos diarios de políticos y bombazos por doquier (con cariño a mis queridos amigos colombianos, que tengo muchos).
Reitero… ¿Eso queremos?
Entendámoslo: NO va a ganar en todos lados el partido con el que simpatizo o el candidato por el que voté. Ganará quien reciba más votos y punto. Y si acepto las reglas de la democracia mexicana el triunfo de un candidato puede ser por un voto y lo tendremos que aceptar. Dejemos que la mayoría decida… aunque no sea la mía.
Y si no ganó quien yo quería pues me voy a mi casa y el lunes 7 de junio a seguir trabajando y cuidándome del maldito virus que sigue acechando a la humanidad entera. NO hay otra cosa qué hacer. NO va a cambiar el resultado porque yo insulte a medio mundo en twitter. NO va a cambiar el resultado por más “memes” graciosos u ofensivos que “suba” para denostar a los que no comulgan con mis ideas o preferencias.
Al contrario. Si seguimos promoviendo la violencia estúpida… tendremos un ambiente del que después nos vamos a estar quejando y maldiciendo y preguntándole a Dios “¿que hemos hecho para merecer esto?”…
Voten. Esperen. Acepten. Y a seguirle chingando (trabajando) el 7 de junio.