Por Alejandro Mondragón
Con las campañas encima, los opositores a la 4T que pretenden arrebatar la mayoría legislativa y posicionarse en estados y municipios, siguen sin articular una línea discursiva propia, capaz de presentarse como la alternativa.
Reciclan candidatos, más de lo mismo, recurren a la postulación de personajes de la farándula, esperan defecciones de Morena para abrirles espacios y reparten los mejores lugares a amigos, esposas, hijas, yernos y demás pillos.
Su oferta de cambio no es otra más que el error de la 4T, las fakes news, la estridencia de las redes sociales y repetir una y otra vez medias verdades para situarse en el imaginario colectivo.
Si Morena pierde será por su propio fracaso, no porque la oposición haya planteado un proyecto alternativo de nación.
Los opositores nacionales exhiben cualquier yerro o gazapo de la 4T, se cuelgan de todo para señalar que el país está al borde del caos, pero es la hora en la que no renuevan sus cuadros, ofrecen un proyecto que no signifique retornar los privilegios a la clase política del PRI, PAN y PRD, partidos que hoy van juntos.
Pierden de vista que si algo ha tenido Andrés Manuel López Obrador y su grupo es la consistencia ideológica y definieron un proyecto de nación basado en la Rectoría del Estado, la centralización del presupuesto y el control de las instituciones.
Lo dijeron en campaña y lo ejecutan sin cortapisas.
La oposición quiere que se quite la 4T para que se ponga ella, lo que exhibe sus propósitos y alcances ante una sociedad que tampoco está satisfecha con la forma en la que se conduce el país.
Por eso, en esta campaña electoral no espere más que gritos, sombrerazos, acusaciones, denuncias, martirologios, menos ideas, propuestas y ese proyecto de nación ajeno a la 4T.
