Por Alejandro Mondragón
Un balde de agua fría recibió la oposición poblana, con los resultados de la última encuesta pre electoral del Buró de Estrategias y Análisis del Poder, encabezado por Rodolfo Rivera Pacheco.
Creen que la elección será un día de campo, pues llevará a su carta mejor posicionada a la contienda de junio, pero en la instantánea de medición hoy se encuentra 13 puntos abajo y sin candidato/a.
Construir una narrativa de alternativa de gobierno apunta a ser clave para evitar que el acierto de la campaña surja del yerro y gazapo de la 4T.
Si no fuera por los errores del ejercicio de gobierno de Morena, la pregunta es qué otra cosa plantea la oposición. Sí, ya sé, unirse todos para frenar a la Cuarta Transformación.
¿Y luego?
El PAN resolvió lo difícil que era la candidatura de la capital del estado, su abanderado salió a los medios que en el pasado lo enlodaron y después qué.
Exacto. Se retiró a sus habitaciones a reposar.
Creer que lo que en el pasado ofreció en sus dos anteriores campañas (2011 y 2018), ya no le alcanzará a Eduardo Rivera Pérez ni al PAN para recuperar el Palacio de Charlie Hall.
Tampoco Morena mantendrá los 13 puntos de diferencia que hoy le lleva si formalizan el PAN las candidaturas comunes con PRI, PRD, Compromiso por Puebla y Pacto Social de Integración.
La contienda se va a terminar por cerrar, lo que implicará que la resolución entre Gabriel Biestro (puntero hoy en los sondeos en Morena) y Claudia Rivera Vivanco (con la bandera de la victimización por ser mujer) marcará el ancho de la banda entre el máximo y mínimo potencial de voto.
Eso de la tercera vía con El Chelís no deja de ser la historia de las contiendas, en las que de esa posición sólo sacan su lana los promotores y el partido termina en el tercero o cuarto lugar.
Lo cierto es que Morena mantiene su base de votación (es gobierno federal, estatal y municipal, amén de mayoría legislativa en lo local y nacional), con un activismo presidencial de todos los días en su mañanera.
Qué esperaban, pues.