Por Alejandro Mondragón
En su última reunión con directores de medios y columnistas poblanos, previo al destape de Javier López Zavala, como candidato del PRI a la gubernatura, el entonces mandatario Mario Marín dejó en claro que después de su Delfín le tocaba a su ahijado.
Sí, Alejandro Armenta Mier, en ese momento dirigente estatal del PRI, luego de dejar la Secretaría de Desarrollo Social.
Eso no ocurrió, por la vía del tricolor. Armenta se alejó en los primeros meses del morenovallismo, que empezó a documentar irregularidades en su paso por Sedeso contra damnificados de los huracanes Dean y Lorenzo en 2007.
Con el peñismo reapareció como encargado del Registro Nacional de Población, posición que mantuvo hasta que logró la candidatura y, posterior, diputación federal por Tepeaca.
Al exalcalde de Acatzingo se le siguió exhibiendo en medios por tales anomalías hasta que Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, intervino por él con Rafael Moreno Valle.
Fue Armenta de aquellos priistas que votaron el gasolinazo en 2017 y después de unos meses abandonó al PRI para sumarse a Morena con López Obrador, quien le ofreció la primera posición al Senado por Puebla.
Volvieron los señalamientos de malos manejos y él hasta se presentó ante la Fiscalía para enfrentar las acusaciones, donde le exhibieron otro proceso de irregularidades cometidas.
Ganó el Senado gracias a la ola pejista, pero ahora de la mano de Ricardo Monreal pactó con el morenovallismo un cese de hostilidades a cambio de dejar solo en su lucha electoral a Luis Miguel Barbosa.
Su presencia en el asalto al hotel MM fue anecdótica. Su jugada era aliarse con la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco para que ella enfrentara el desgaste de gobierno ante el morenovallismo.
Estaba convencido que tras el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a favor del morenovallismo, él se quedaría con el liderazgo morenista para construir su candidatura en 2024 hasta que se registró el helicopterazo.
Barbosa repitió, él se opuso, le hizo contracampaña y luego de su derrota pactó para luego volver a romper los acuerdos con el caso de su abogado Fredy Erazo como magistrado electoral en Puebla.
Ante ese fracaso, ahora reapareció para retomar aquella estrategia morenovallista: ir en “alianza” con la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco para que si pierde en la elección constitucional, él vuelva a aparecer como el factor para el 2024.
Nada más que solito abrió su doble juego con el audio en el que opera a favor de otro partido que no es el suyo por una candidatura que tampoco sería para él, ni su aliada, según lo reveló esta semana el quintacolumnistamarioalbertomejia.